Yo y otros animales
"El burro va al final". Blog dedicado a la Historia; tambiƩn manifiesto mis opiniones, reflexiones y un poco menos que eso.
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"Ya viene el yanqui patĆ³n
y la gringa pelo e´miel.
Al yanqui decile:
go jĆ³n
y a la gringuita:
veri gĆ¼el"
(Pablo Antonio Cuadra, IntervenciĆ³n)
("Gloriosa victoria", Diego Rivera. 1954)
BASES
IDEOLĆGICAS DEL EXPANSIONISMO NORTEAMERICANO.
El expansionismo norteamericano se da por
distintos motivos; entre esos estaba la bĆŗsqueda de mayor expansiĆ³n territorial
y dominio geogrƔfico para tener mayor poder e igualmente mayores recursos
econĆ³micos. El contexto en que se origina la expansiĆ³n gringa es a finales del
Siglo XIX y principios del XX cuando los paĆses iberoamericanos sufrĆan un
neocolonialismo por parte de Inglaterra; para justificar la expansiĆ³n
estadounidense a los paĆses latinoamericanos y caribeƱos nacen algunas bases ideolĆ³gicas y la primera
de estas era “La Doctrina Monroe”.
Doctrina Monroe: Esta doctrina fue ideada por el polĆtico estadounidense James Monroe el 2 de diciembre de 1823 y trataba principalmente de una doctrina que expresa la excusa perfecta del por quĆ© los paĆses latinoamericanos y caribeƱos deben comenzar a tener una mejor relaciĆ³n con los Estados Unidos y no con las potencias europeas. “El hemisferio americano y sus repĆŗblicas contra las monarquĆas europeas”. Para el momento en que se plantea esta doctrina por el polĆtico Monroe al congreso estadounidense los paĆses latinoamericanos tenĆan una gran influencia de dependencia de las potencias europeas y asĆ mismo Estados Unidos buscaba ser el centro hegemĆ³nico de esta regiĆ³n.
En el aƱo 1823 Estados Unidos no era ninguna potencia que hiciera frente a la armada britĆ”nica. Con la doctrina Monroe, los polĆticos estadounidenses pretendĆan hacerles saber a las potencias europeas que no deberĆan tener ningĆŗn tipo de injerencia en los paĆses americanos y que no debĆan colonizar ni aplicar sus polĆticas imperiales sobre el continente americano. Este fundamento ideolĆ³gico fue la base para que los Estados Unidos tomaran una polĆtica que era la misma que les pedĆa a los europeos que no aplicaran sobre los paĆses latinoamericanos y caribeƱos.
Destino
Manifiesto: AquĆ se seƱala mĆ”s profundamente lo que
los estadounidenses reclamaban como obligatorio y necesario para su propio
desarrollo, la expansiĆ³n. En el destino manifiesto se seƱala que los Estados
Unidos estaban destinados por la providencia a ser la gran potencia imperial
mundial, no se aplicarĆa el colonialismo como lo aplicaron los europeos siglos
anteriores sino que se aplicarĆa con otro paradigma. Lo primero era la
expansiĆ³n al Oeste norteamericano, de la costa del AtlĆ”ntico a la costa del
PacĆfico y adquirir el norte de MĆ©xico; incluso obtuvo Estados Unidos la mayor
parte del territorio mexicano. Igualmente en el Destino Manifiesto se expresa que
Estados Unidos debĆa ser la Ćŗltima potencia hegemĆ³nica asĆ como sus imperios
predecesores que la historia seƱalaba que se trasladaba de Este a Oeste
comenzando con China, Persia, Grecia, Roma, el Sacro Imperio Romano GermƔnico,
el Imperio de NapoleĆ³n, el Imperio britĆ”nico hasta llegar a los Estados Unidos.
Gracias al Destino Manifiesto; los Estados Unidos comenzaron su proceso de expansiĆ³n e imperialismo en los paĆses latinoamericanos y caribeƱos. Esto consistĆa en la ocupaciĆ³n de territorios que no fueron ocupados por los primeros colonos britĆ”nicos o franceses; al occidente estadounidense. Era un territorio nuevo para explorar para los norteamericanos, una vez que se concreta el dominio de esas tierras, que se hace aĆŗn mĆ”s grande en extensiĆ³n y econĆ³micamente la naciĆ³n estadounidense, comienza asĆ pues, el dominio de otras naciones; de su patio trasero.
POLĆTICA
APLICADA POR ESTADOS UNIDOS EN EL CARIBE ANTES DE LA CRISIS DE 1929
En el aƱo 1898 los Estados Unidos deciden
intervenir en la isla de Cuba para ayudar a la isla a conseguir su
independencia de EspaƱa. Para dicho aƱo ya los estadounidenses estaban
desarrollados econĆ³mica y militarmente para expulsar a los espaƱoles de la isla
cubana, USA siempre ha deseado tener a Cuba y al resto de paĆses caribeƱos en
su Ć³rbita de influencia, remontĆ”ndose al presidente John Quincy Adams en el aƱo
1823 cuando se refiriĆ³ a Cuba como la
isla que acabarĆa cayendo como una fruta madura.
El senador Orville H. Platt quien era
presidente de la comisiĆ³n del senado estadounidense plantea la Enmienda Platt
en el aƱo 1901, la isla de Cuba obviamente representaba un lugar estratƩgico al
cual le convenĆa apoderarse Estados Unidos, mediante tratados de paz entre USA
y EspaƱa se concediĆ³ la independencia de la isla del Reino EspaƱol pero se iba
a establecer un gobierno cubano controlado por USA y se le iba a otorgar a los
estadounidenses el territorio de GuantĆ”namo a cambio de 200 dĆ³lares anuales por
lo que los estadounidenses rechazaron dicha medida ya que igualmente estos
Ćŗltimos podĆan intervenir la isla las veces que sean necesarias para proteger
los intereses norteamericanos; a USA le interesaba el territorio de GuantƔnamo para
establecer allĆ sus bases militares.
Los estadounidenses decidieron establecer en
Cuba un gobierno para proteger, salvaguardar a los ciudadanos y los intereses
estadounidenses al igual de impedir cualquier injerencia europea; el gobierno
debĆa ser de conveniencia norteamericana por el tiempo necesario hasta “instruir”
al pueblo cubano hasta que se pueda autogobernar;
asĆ lo consideraban los norteamericanos. El comercio entre ambos paĆses
favoreciĆ³ altamente a los Estados Unidos, por lo que se considera que intervenir
la isla de Cuba favoreciĆ³ mucho a USA. En los prĆ³ximos aƱos se observa claramente
la importancia que tuvo la Enmienda Platt para la polĆtica intervencionista norteamericana
en la isla de Cuba, de esta forma, como resultĆ³ propicio para USA establecer un
Protectorado en Cuba le resultĆ³ igual o mĆ”s favorable lo que realizaron con Colombia
y PanamƔ, un caso tambiƩn de mucha pertinencia para comprender.
“El caso de
PanamƔ, y en cierto modo, tambiƩn el de Colombia, representa un ejemplo mƔs de
la manera de actuar de los Estados Unidos en defensa de su posiciĆ³n hegemĆ³nica
en el Hemisferio Occidental, en los campos polĆtico, econĆ³mico y militar. En
este caso, la intervenciĆ³n estadounidense se encuentra Ćntimamente relacionada
con la apertura de un canal interoceƔnico en CentroamƩrica o, mejor dicho, con
la importancia del istmo centroamericano para las comunicaciones
interoceĆ”nicas.” (El Intervencionismo norteamericano en IberoamĆ©rica, pĆ”g.
418.).
Para los Estados Unidos el control de los
ocĆ©anos AtlĆ”ntico y PacĆfico era ya una prioridad para tener mayor control
econĆ³mico por lo que ambos ocĆ©anos representan como circuitos econĆ³micos, el
poder polĆtico una vez que se apoderaron de las Filipinas arrebatĆ”ndosela
tambiĆ©n a EspaƱa y en el Ć”mbito militar para el control de los paĆses de su
Ć”rea de influencia; asĆ que no sĆ³lo pretendĆan controlar el hemisferio
occidental sino que veĆan incluso mĆ”s allĆ”, su otro interĆ©s era el control
mundial. Los deseos estadounidenses de construir un canal por el istmo
centroamericano no eran sĆ³lo por PanamĆ”, ya desde aƱos antes de abrir el canal
de PanamĆ” se pensĆ³ en Nicaragua; para el aƱo 1879 el francĆ©s Fernando de
Lesseps comenzĆ³ la construcciĆ³n del canal en PanamĆ” en 1821 sin importar la
soberanĆa de los colombianos en un primer momento; y luego de los panameƱos.
Los franceses fracasaron en el intento; una
de las causas fue, las enfermedades contagiadas por los constructores franceses
que no estaban adaptados a esa condiciĆ³n. Los estadounidenses aprovecharon el
fracaso francĆ©s y construyĆ³ el canal obteniendo una concesiĆ³n del gobierno
colombiano, se le cederĆa el control del canal a Estados Unidos por 99 aƱos y
que debĆa cancelar la cantidad de 250.000 dĆ³lares anuales, el canal les servĆa
para su polĆtica econĆ³mica de puertas abiertas
y para aplicar el libre comercio con paĆses europeos y JapĆ³n para que el
circuito de los dos ocƩanos sea beneficioso para USA. Luego de algunas
intentonas separatistas por parte de panameƱos ayudados por estadounidenses se
logra la separaciĆ³n de la Provincia de PanamĆ” de la RepĆŗblica de Colombia,
haciendo de la primera finalmente una nueva repĆŗblica “libre” a las Ć³rdenes de
lo que proponĆa el gobierno de Washington.
El trato que tuvo Estados Unidos con los
otros paĆses centroamericanos y caribeƱos fue de un carĆ”cter mĆ”s militarista,
mƔs opresivo, mƔs directo y mƔs intervencionista; una vez que USA se hace con
las posesiones de la isla de Cuba y PanamĆ” con su importante canal toma mayor desarrollo
militar y econĆ³mico y la injerencia a los demĆ”s paĆses iberoamericanos se hace
mayor, si es necesario de forma militar, a partir de ese momento los
estadounidenses aplican con mayor fuerza sus fundamentos ideolĆ³gicos, la
Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto haciĆ©ndoles creer a los paĆses
latinoamericanos y caribeƱos que debĆan dejarse influenciar por ellos para
poder alcanzar la civilizaciĆ³n.
Entre los paĆses donde se produjo
injerencia norteamericana estĆ”n RepĆŗblica Dominicana y HaitĆ, paĆses de la isla
La EspaƱola. En el aƱo 1896 RepĆŗblica Dominicana tratĆ³ de incorporarse
voluntariamente a los Estados Unidos; cosa que le hizo valerse los
estadounidenses para aprovecharse de esta repĆŗblica, los Estados Unidos
controlaban los ingresos aduaneros de los dominicanos, igualmente todos los
movimientos econĆ³micos produciendo un desarrollo desigual entre ambas naciones
ya que USA se beneficiaba mƔs.
La
otra naciĆ³n de La EspaƱola, HaitĆ experimentĆ³ un caso parecido al de los
dominicanos cediĆ©ndole a USA el control fiscal y econĆ³mico del paĆs, Estados
Unidos igualmente tenĆan el control del 50% de la producciĆ³n azucarera, de
servicios de transporte y de los bancos haitianos. HaitĆ siempre fue un lugar
estratĆ©gico y Estados Unidos no desperdiciĆ³ la oportunidad de poseer
prĆ”cticamente la soberanĆa econĆ³mica del paĆs. AsĆ pues, ambas naciones
mencionadas se convirtieron en protectorados financieros de los Estados Unidos,
Ć©ste Ćŗltimo tenĆa el control de las polĆticas financieras de ambos paĆses con
la excusa norteamericana de ayudarlos a
progresar y desarrollarse. Si vemos el resultado de tal promesa unas dƩcadas
despuĆ©s; podemos evidenciar que se quedĆ³ en eso, mera promesa.
Otros paĆses que fueron intervenidos
militarmente para salvaguardar los intereses norteamericanos fueron Nicaragua y
MĆ©xico; el primero ocurre desde finales del siglo XIX cuando USA decide abrir
en Nicaragua el canal que conectara el ocĆ©ano PacĆfico con el mar Caribe y el ocĆ©ano
AtlƔntico, a partir de dicho momento USA comienza a intervenir Nicaragua para
hacerles ceder su territorio y dependencia financiera como ocurriĆ³ con
RepĆŗblica Dominicana y HaitĆ, respectivamente; en Nicaragua ya habĆa mucho
capital norteamericano que fue invertido para las empresas de plƔtanos, las
minas y el sector de los servicios, USA ataca militarmente Nicaragua para
cuidar de su capital retenido en el paĆs centroamericano y para cuidar igualmente
una minorĆa que estaba a favor de la ocupaciĆ³n de USA en el paĆs.
MĆ©xico fue otro caso que explica la
polĆtica de injerencia norteamericana, el paĆs fue intervenido por USA ya que Ć©ste
protegĆa sus intereses particulares, el sector de la construcciĆ³n de
ferrocarriles, el sector financiero y un importante porcentaje del sector
minero mexicano estaba bajo las conveniencias americanas, por ende USA
necesitaba proteger su capital en MĆ©xico que estaba en peligro por la
revoluciĆ³n (1910) que vivĆa el paĆs mesoamericano, uno de los primeros ataques
a la naciĆ³n mexicana fue en el aƱo 1914 cuando los mexicanos apresan a dos
marines provenientes del buque de guerra Dolphin; los estadounidenses
aprovecharon la ocasiĆ³n para atacar la ciudad de Veracruz y hacerse con la
misma por algunos aƱos.
MĆ©xico fue atacado posteriormente por razones que los norteamericanos seƱalaban de excusa como la defensa de los ciudadanos norteamericanos en MĆ©xico y el cuidar los ciudadanos estadounidenses era de vital importancia para el gobierno de Washington, una vez mĆ”s se demuestra el carĆ”cter polĆtico y militar de Estados Unidos con los paĆses iberoamericanos antes de la crisis ocurrida en el aƱo 1929, cuidando sus zonas de influencia, sus posesiones y sus protectorados aplicaba USA medidas econĆ³micas que perjudicaban a los paĆses latinos y si era necesario intervenĆa con las armas a las naciones del hemisferio occidental. Aplicaba el garrote a lo “Teddy” Roosevelt. Pero sobre esto, recordemos lo que el cĆ©lebre uruguayo Eduardo Galeano nos hacĆa reflexionar por allĆ” en 1991, comparando la situaciĆ³n entre MĆ©xico y Estados Unidos, explicando lo siguiente: "imaginemos que los marines de MĆ©xico invaden Los Angeles, para proteger a los mexicanos amenazados por los recientes disturbios - se pregunta el uruguayo - ¿Bueno o malo?".
Ahora veamos el caso venezolano. Desde finales del Siglo XIX, en pleno conflicto anglo-venezolano por la disputa del Esequibo. Problema que tenĆa Venezuela desde que comenzĆ³ a ser RepĆŗblica, pero que se habĆa intensificado cuando los britĆ”nicos dejaron de reconocer a Venezuela como propietario de gran parte del territorio, fue cuando los Estados Unidos aplican la Doctrina Monroe con fines expansionistas intentando alejar a los britĆ”nicos y europeos en general de AmĆ©rica, se genera entonces la primera "ayuda" norteamericana para un conflicto entre un europeo con Venezuela. Como en toda "ayuda" norteamericana para con los latinoamericanos, no fue exitosa. Hoy dĆa es evidente que el conflicto venezolano por el Esequibo sigue vigente y es ahora Estados Unidos el que apoya la causa contraria a la venezolana. Pero, durante el gobierno de Cipriano Castro, con el conflicto del bloqueo a nuestras costas en diciembre de 1902 se evidencia la injerencia gringa en Venezuela
Fueron las potencias imperiales Gran BretaƱa, Alemania, Italia, el Reino de los PaĆses Bajos; quienes, con sus buques de guerra bloquearon las costas varguenses el 9 de diciembre de 1902, significando una agresiĆ³n al suelo patrio. Estados Unidos aplica una vez mĆ”s la Doctrina Monroe para su conveniencia, a comienzos del aƱo 1903 gracias al Tratado de Washington se logra resolver el conflicto venezolano con los europeos. Pero le costĆ³ caro al presidente Castro y a toda la naciĆ³n. A partir de entonces, Estados Unidos interviene econĆ³mica y diplomĆ”ticamente al paĆs como si fuese uno de sus protectorados. Ahora eran los Estados Unidos quienes se hacĆan cargo de algunas empresas con capital de origen germano y britĆ”nico. Con el apoyo de USA es que se concreta la traiciĆ³n a Castro y colocan a su tĆtere Juan Vicente GĆ³mez para salvaguardar sus intereses como imperio naciente.
POLĆTICA
DE ESTADOS UNIDOS EN AMĆRICA LATINA DESPUĆS DE LA CRISIS DEL AĆO 1929
Luego de sufrir la I Guerra Mundial (1914 –
1918), que por cierto las bajas fueron menores a diferencia de los paĆses
europeos y que el gasto militar y econĆ³mico, en general fue mucho menor
igualmente; los Estados Unidos experimentaron una Ć©poca memorable para su
historia, los “Felices aƱos 20´s” que trajo desarrollo y abundancia al pueblo
norteamericano. DespuĆ©s de ostentar todos los lujos, la naciĆ³n estadounidense
sufriĆ³ la crisis o recesiĆ³n del aƱo 1929 que es considerada como una de sus
peores crisis jamĆ”s vividas. AsĆ pues, los Estados Unidos comienzan a aplicar
otras medidas de injerencia a los estados iberoamericanos a partir del aƱo 1930
en adelante.
La polĆtica de buena vecindad era necesaria para USA ya que no podĆan seguir aplicando su intervencionismo con la barbarie con la que lo hacĆan, igualmente en el aƱo 1933 el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt cuando toma el poder habla con respecto a la polĆtica de injerencia norteamericana en los paĆses iberoamericanos y expresĆ³ que, no era necesario ni lo mejor para ningĆŗn paĆs del hemisferio occidental intervenir militarmente los asuntos internos de cada nacioe manifestaba que la doctrina no era en contra de los paĆses iberoamericanos sino que era dirigida a las potencias europeas; con esta polĆtica de buena vecindad el presidente Roosevelt manifestaba su deseo de ser un buen vecino para los paĆses iberoamericanos, con la ayuda, el panamericanismo y la colaboraciĆ³n; USA les hacĆa creer a los paĆses latinoamericanos y caribeƱos que deseaban cambiar sus polĆticas intervencionistas, prĆ”cticamente pregonaban un “borrĆ³n y cuenta nueva” a las acciones de ataque militar e intervenciĆ³n llevado a cabo por USA. A los Estados Unidos no le quedaba otra alternativa que aplicar la polĆtica de buena vecindad ya que habĆan sufrido la crisis del aƱo 1929 e igualmente existĆa un descontento interno en Estados Unidos que repudiaba la polĆtica intervencionista.
Luego de la I Guerra Mundial y de la crisis de 1929 Estados Unidos tuvo que recurrir al libre comercio entre los paĆses americanos. Al igual que la polĆtica de la buena vecindad los Estados Unidos aplicaron otro tipo de polĆticas de sĆ lo hicieron creer.“En 1933, los Estados Unidos reconocieron, por fin, los principios de igualdad entre Estados, de integridad territorial y de no intervenciĆ³n en los asuntos, tanto externos como lo venĆan haciendo los norteamericanos, el memorĆ”ndum sobre la Doctrina Monroe. Rechazaron, asimismo, el uso de la fuerza en las relaciones internacionales. Las consecuencias de este cambio de actitud se pusieron de manifiesto durante los aƱos siguientes. En el verano de 1934, los Estados Unidos pusieron fin a la ocupaciĆ³n militar en HaitĆ, si bien no abandonaron el control de las finanzas de dicho estado. La enmienda Platt, que habĆa limitado la soberanĆa de Cuba, fue abolida el 29 de mayo de 1934, firmĆ”ndose un nuevo acuerdo comercial con dicho paĆs en tĆ©rminos de igualdad.” (El Intervencionismo norteamericano en IberoamĆ©rica, pĆ”g. 442.).
La polĆtica de buena vecindad era necesaria para USA ya que no podĆan seguir aplicando su intervencionismo con la barbarie con la que lo hacĆan, igualmente en el aƱo 1933 el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt cuando toma el poder habla con respecto a la polĆtica de injerencia norteamericana en los paĆses iberoamericanos y expresĆ³ que, no era necesario ni lo mejor para ningĆŗn paĆs del hemisferio occidental intervenir militarmente los asuntos internos de cada nacioe manifestaba que la doctrina no era en contra de los paĆses iberoamericanos sino que era dirigida a las potencias europeas; con esta polĆtica de buena vecindad el presidente Roosevelt manifestaba su deseo de ser un buen vecino para los paĆses iberoamericanos, con la ayuda, el panamericanismo y la colaboraciĆ³n; USA les hacĆa creer a los paĆses latinoamericanos y caribeƱos que deseaban cambiar sus polĆticas intervencionistas, prĆ”cticamente pregonaban un “borrĆ³n y cuenta nueva” a las acciones de ataque militar e intervenciĆ³n llevado a cabo por USA. A los Estados Unidos no le quedaba otra alternativa que aplicar la polĆtica de buena vecindad ya que habĆan sufrido la crisis del aƱo 1929 e igualmente existĆa un descontento interno en Estados Unidos que repudiaba la polĆtica intervencionista.
Luego de la I Guerra Mundial y de la crisis de 1929 Estados Unidos tuvo que recurrir al libre comercio entre los paĆses americanos. Al igual que la polĆtica de la buena vecindad los Estados Unidos aplicaron otro tipo de polĆticas de sĆ lo hicieron creer.“En 1933, los Estados Unidos reconocieron, por fin, los principios de igualdad entre Estados, de integridad territorial y de no intervenciĆ³n en los asuntos, tanto externos como lo venĆan haciendo los norteamericanos, el memorĆ”ndum sobre la Doctrina Monroe. Rechazaron, asimismo, el uso de la fuerza en las relaciones internacionales. Las consecuencias de este cambio de actitud se pusieron de manifiesto durante los aƱos siguientes. En el verano de 1934, los Estados Unidos pusieron fin a la ocupaciĆ³n militar en HaitĆ, si bien no abandonaron el control de las finanzas de dicho estado. La enmienda Platt, que habĆa limitado la soberanĆa de Cuba, fue abolida el 29 de mayo de 1934, firmĆ”ndose un nuevo acuerdo comercial con dicho paĆs en tĆ©rminos de igualdad.” (El Intervencionismo norteamericano en IberoamĆ©rica, pĆ”g. 442.).
USA comenzĆ³ a aplicar otras medidas de tipo
polĆtico, econĆ³mico y militar en los paĆses del hemisferio occidental, al igual
que los casos de HaitĆ y Cuba, Estados Unidos comenzĆ³ una polĆtica de igualdad
con los estados latinoamericanos y caribeƱos; todo esto, por la polĆtica de su
mandatario F.D. Roosevelt que no veĆa como necesaria la injerencia militar en
IberoamĆ©rica. USA ayudĆ³ polĆtica y econĆ³micamente a los paĆses iberoamericanos
por lo que pregonaba su presidente Roosevelt, obviamente a USA le convenĆa en
su momento ayudar bajo la polĆtica de buena vecindad a los paĆses americanos
pero lo hacĆan igualmente bajo un fin; pero, ¿Por quĆ© este cambio de actitud
por parte de los estadounidenses con sus vecinos iberoamericanos? En parte todo
tiene que ver con el contexto, la Estados Unidos de Wilson, Theodore Roosevelt entre otros
mandatarios antes de la crisis de 1929 era un paĆs que necesitaba aplicar las
medidas de injerencia en su momento, asĆ sea de forma militar valiĆ©ndose de sus
fundamentos ideolĆ³gicos, aunque sin el ataque militar sobre Nicaragua y MĆ©xico jamĆ”s
fuese podido ocupar estos paĆses como lo hizo.
La Estados Unidos de Franklin Roosevelt pasaba por un momento muy distinto, de crisis econĆ³mica
pero Ć©ste entendiĆ³ que las intervenciones ya estaban hechas y que Estados
Unidos no perderĆa su influencia sobre los paĆses americanos. No se justifica
los actos realizados por USA desde finales del siglo XIX, pero sin dichas
injerencias cometidas jamĆ”s fuesen logrado el desarrollo que pregonan hoy dĆa.
"Jovencito, jovencito,
tu brazo es muy corto
para boxear con dios"
tu brazo es muy corto
para boxear con dios"
James Weldon Johnson
(La Ćŗltima cena, Salvador DalĆ. 1955)
Adonay, Padre Abraham, QuetzalcĆ³atl, Zeus, VisnĆŗ, YahvĆ©, AlĆ”,
JehovƔ-Shalom, Maradona. LlƔmenlo como quieran, dios es dios para todos y cada uno de los seres humanos que creen;
y para los que no creemos en Ć©l tambiĆ©n. Ahora, para los que no creemos en ningĆŗn
dios, tenemos el fuerte dilema de que en nuestra vida social, en nuestro
quehacer nos encontramos con todo tipo de dioses del mundo cuando hablamos con
un creyente; al que en ese creyente ademƔs de vivir la idea de dios, estƔ vivo
dios en esa persona. A lo que me refiero es, que dios estĆ” presente en nuestro
lĆ©xico, en nuestro idioma, en cada palabra, en cada oraciĆ³n que decimos casi
siempre lo nombramos y la mayorĆa de las veces pasa esto hasta en un ateo que
reniega totalmente en la existencia de dios.
Lo que aspiro es dar a conocer mi idea y el exponerla es algo que me
apasiona y motiva para seguirlo realizando en un futuro; sabiendo de antemano
mi condiciĆ³n de ateo, asĆ y todo; me atrevo a escribir sobre dios porque considero
esto un tema macro en los estudios sociales a travƩs de la historia. Parece
pues, ser dios el origen; como tema, de las ciencias (la mayorĆa de Ć©stas).
Dios, o lo que queremos que sea;
es una idea de lo que muchas personas quieren que sea su dios independientemente
de las descripciones espirituales que se le den a dicho “ser” divino desde las
mĆŗltiples religiones o sectas en el mundo que crean en un ente superior a otros
similares o a toda cosa con vida. Ya sobre esto se ha hablado, analizado y
estudiado mucho; los filĆ³sofos se han enfocado en este tema desde el inicio
mismo de la filosofĆa, incluso desde las primeras tĆ©cnicas en las ciencias
sociales y exactas. Entonces, no pretendo redundar en este tema tan abordado
por personas con mucho mayor conocimiento metodolĆ³gico que yo.
La filosofĆa (sobre todo la helenista) postulaba su propio sistema de
pensamiento y creencia, segĆŗn cada filĆ³sofo, apartando a dios de su sistema de
pensamiento o incluyƩndolo en su sistema de pensamiento; pero bƔsicamente, al
cuestionar o afirmar la existencia de dios, se colocaba a Ć©ste como el eje del
pensamiento. Como ese principio; por cierto, de la filosofĆa del antiguo mundo
griego que manifiesta “en toda negaciĆ³n, hay algo de afirmaciĆ³n”, lo que quiero
decir es que partĆan de la figura de un dios, para luego negar su existencia,
pero al partir de Ć©l, lo estĆ”n afirmando asĆ se concluya con que Ć©l, o sea
dios, exista o no. Las ciencias partĆan de “llevarle la contraria a dios” al
demostrar con hechos los fenĆ³menos
que eran atribuidos a la divinidad de un dios o de varios dioses; ademƔs de
llevarle la contraria a dios, las ciencias tambiƩn buscaban probar la
existencia o la no existencia de dios. AsĆ que no renegaba del todo de dios.
Una vez escuchĆ© a un pana afirmar lo siguiente: “Yo no tengo que ir a ninguna iglesia, cada persona es una iglesia, ¿o
no es la iglesia la casa de dios?”. Ese comentario con interrogante
incluida me hizo reflexionar mucho; despuĆ©s de todo, tiene razĆ³n, “la iglesia
es la casa de dios”; y si permites que
dios acceda a ti por medio de la oraciĆ³n y la fe entonces lo estĆ”s hospedando
en tu morada (cuerpo) entonces tĆŗ eres una iglesia. El pana al que hago menciĆ³n
es creyente mĆ”s no catĆ³lico, y los catĆ³licos tienen dicho principio de la
morada de cada persona como una iglesia. Esto es un poco lo que quisiera tratar; y exponer con este artĆculo-opiniĆ³n, que cada quien crea o invente un dios, creer en Ć©l (o en ella), que le llame como desea y le solicita como desee y cuando desee.
Entonces, dios es lo que queremos que sea. Por ejemplo; para mĆ, dios NO es, porque NO existe, pero para millones de personas sĆ. ¿QuiĆ©n tiene la razĆ³n…?
Hay que ser bastante osado en la vida para
atreverse a escribir todas las consideraciones en torno a lo que representa
dios, pues me tomo el atrevimiento de hacerlo y disfrutƔndolo y mucho. Este tema,
que ya es muy analizado, escrito, refutado por personas con una categorĆa
intelectual muy elevada. Desde mis escasos conocimientos de Historia y
FilosofĆa, asĆ como la pasiĆ³n por la escritura de opiniĆ³n, todo resulta el
hecho de cuestionar a dios como figura emblemƔtica de las religiones y de pensamientos
en el mundo a travĆ©s del tiempo histĆ³rico. ¿Es dios lo que queremos que Ć©l sea,
o somos nosotros lo que Ć©l quiere que seamos?
Las ideas de la vida despuĆ©s de la muerte, la resurrecciĆ³n, la muerte misma,
el origen de la vida y el de las especies con vida en el planeta, de las normas
o mandamientos morales como si se tratasen de Contratos sociales, del pecado, del castigo, del perdĆ³n, de la
redenciĆ³n, del fĆŗtbol y Maradona. Todas son ideas que derivan de la idea madre que serĆa DIOS. Como suelen
decir, recordemos; los testamentos judeocristianos los escribieron varias
personas. “Las personas son inmortales porque se les recuerda”. Pero si un dĆa
la humanidad dejara de recordar o de pensar en dios para pedirle perdĆ³n o un
favor, o dares las gracias; en se momento dejarĆa de existir dios, en tanto se le
deje de recordar o se piense de Ć©l; pero, eso no parece pasar nunca. Pareciera
que las calamidades que siempre han existido y seguirƔn existiendo en el mundo
son obras de dios para que precisamente se le recurra a Ć©l; por necesidad misma.
Lo que dijo alguna vez Douglas Adams (escritor
britƔnico del siglo pasado) tiene mucha relevancia, es interesante y digno de
anĆ”lisis; fue lo siguiente: “Dios ha sido durante mucho tiempo la mejor
explicaciĆ³n disponible, pero ahora las tenemos mucho mejores. Dios no explica
nada en absoluto, al contrario, se ha convertido en algo que necesita una
cantidad insalvable de explicaciones”.
Al agnĆ³stico le pasa como dirĆa Gabriel
GarcĆa MĆ”rquez; “Me desconcierta tanto
pensar que dios existe, como que no existe”. Y es que, a todo ateo – al
creyente; en algĆŗn momento, tambiĆ©n - le pasa algo similar en ese trĆ”nsito que
lo va definiendo como un no-creyente. Crean que no es fƔcil dejar de creer en
algo que; a diferencia de lo que dicen los cristianos, no es del todo amor. MƔs
bien, es un dios que castiga al que obra mal pero mĆ”s aĆŗn al que no crea en
Ć©l; siendo nosotros criados en la
tradiciĆ³n pseudo-cristiana donde dios mĆ”s que ser un ente de amor y compasiĆ³n
es todo lo contrario, llegando a un punto del que hasta le tememos. Los mismos
cristianos han tenido que lidiar con esta realidad; al menos que sean una de
las autoridades religiosas; que, por supuesto, deben ser sĆ³lo del sexo
masculino. Pero en eso, por ser ateo, prefiero no meterme.
A dios suelen buscarlo sĆ³lo en momentos cuando las cosas van mal, lo
buscan para pedirle perdĆ³n o un favor; y eso no estĆ” mal, que se le busque en
esos momentos, aunque sabemos que existen muchos creyentes que tambiƩn suelen
buscar a dios cuando las cosas van bien y lo hacen por poseer una enorme fe o
por su tradiciĆ³n religiosa particular; muchas veces Ć©stos lo buscan para
agradecerle o simplemente para “hablar con el omnipresente”. El filĆ³sofo alemĆ”n Friedrich Nietzsche cuando (a
punta de martillazos) afirmaba que “Dios ha muerto”; realmente se referĆa a
que, el hombre (y mujer) al buscar eterna y constantemente a dios, en su afƔn
de encontrarlo y entenderlo o alcanzarlo se da cuenta que dios no existe, no
estĆ”, es un invento humano y que al
ser alcanzado pierde su divinidad; su esencia, de hecho. AsĆ entonces, deja de
existir, pero muere lo que alguna vez tuvo vida, ¿o no?
El omnipotente
que no pudo detener guerras, que no pudo detener enfermedades, que no puede detener
injusticias, que no pudo evitar que se coma del fruto prohibido; ese
omnipotente es el que nos cuida, quiere y ama. Disculpen mi ateĆsmo tan
evidente; pero es como que le pidas a un
marxista que no analice procesos histĆ³ricos del Siglo XX sin que ese marxista
no involucre el impacto de la RevoluciĆ³n Bolchevique de 1917; es imposible que
ese marxista obvie eso. DespuƩs de todo, dios es lo que queremos que sea ya que un
judĆo le llama de una forma pero tambiĆ©n le atribuye hechos histĆ³ricos o como
el musulmƔn, ademƔs de llamar a dios de otra forma le coloca tambiƩn otros
tipos de milagros… ¿CĆ³mo serĆa la versiĆ³n islĆ”mica de Las Cruzadas, se la han
imaginado siquiera?
PrometĆ en esta publicaciĆ³n no meterme en
asuntos de las distintas religiones del mundo, sĆ³lo en la entidad suprema de
esas religiones monoteĆstas, o sea, dios. Ya que Adonay, Padre Abraham, AlĆ”, QuetzalcĆ³atl y Maradona
sirven a sus creyentes como un refugio, una necesidad de bĆŗsqueda y no de
respuestas, sino de comprensiĆ³n y salidas a momentos difĆciles; los animales,
que no cuentan con conciencia y que su deseo es el deseo por los alimentos y
supervivencia no tienen necesidad de creer en ningĆŗn ser superior porque lo ven
(el hombre; y la mujer tambiƩn) y los padecen; mƔs allƔ de que ellos, los
animales no poseen conciencia. Pero los seres humanos que sĆ poseen conciencia
y que ademƔs estƔn conscientes de poseerla siguen creyendo por necesidad, por
fe, por salida, por costumbre, por Ć©tica, por crianza o por constructo social
en uno o varios dioses.
En la historiografĆa cuasi oficial del mundo se conoce al pueblo semita,
judĆo como el primero en creer en un solo dios; previo a ellos y posterior a
ellos han existido cientos de civilizaciones en el mundo politeĆstas; pero muy
probablemente existan otras culturas monoteĆstas previo a los judĆos, eso no los
hace ser mejores o peores (por si acaso). De hecho, los antiguos griegos fueron
mƔs sistemƔticos que los judeo-cristianos al crear un sistema mƔs complejo de
las deidades y del origen de las mismas. En otras palabras, se inventaron el
cuento completo.
El matemĆ”tico y filĆ³sofo idealista francĆ©s Rene Descartes proponĆa la
posibilidad innegable de la existencia de dios a partir de su creencia; desde
la figura metafĆ³rica del Genio maligno el
filĆ³sofo Descartes cuestionaba que el mundo exterior, el que se observa y
percibe es una invenciĆ³n y que asĆ como es la realidad que se observa, puede
tambiĆ©n ser falso; que quizĆ”s podrĆa ser una especie de constructo ideal, como
un sueƱo, y que habĆa un genio maligno para hacernos creer en ello, luego
Descartes recurrĆa a las matemĆ”ticas y la lĆ³gica numĆ©rica para explicar o la
realidad que va mĆ”s allĆ” de la que concibe, pero asĆ y todo pudiera no ser eso
la realidad; por Ćŗltimo, debĆa ser un dios, Dios, especĆficamente que ha creado
toda la realidad que se percibe y se puede observar, lo consideraba Descartes
una invenciĆ³n perfecta y que eso sĆ³lo pudo venir del poder y voluntad de Dios,
de nadie mĆ”s. Por suerte soy materialista histĆ³rico. Como manifestĆ©
previamente, es dios el origen o inicio de la discusiĆ³n que enciende la chispa
de la duda filosĆ³fica, lo que quiero decir es; que dios es el origen mismo de
la filosofĆa ya que los primeros intentos de filosofar se dan por cuestionar
las creencias preexistentes en el mundo, pero mƔs a dios particularmente. En
este orden de ideas; ¿Si el hombre no fuese creado a dios, existirĆa entonces
la filosofĆa?
Recuerden NO matar, NO robar y cumplir con
otros de los 10 Mandamientos y la humanidad serĆ” mejor; de eso no tengo ninguna
duda. Amen a sus prĆ³jimos (prĆ³ximos) como asĆ mismos y verĆ”n que la humanidad
mejorarĆ” mucho, no hace falta ser creyente para cumplir los mandamientos que
despuƩs de todo, estƔn cargados de una Ʃtica social necesaria para la
convivencia justa entre los que hacemos vida en este planeta. Entonces (si dios
quiere) al cumplirse esos mandamientos y otros dogmas de las religiones del
mundo, seguramente veremos resultados en la humanidad que serƔn positivos. Dios
es lo que queremos que sea y no al revƩs.
Adonay, Padre Abraham, QuetzalcĆ³atl, Zeus, VisnĆŗ, YahvĆ©, AlĆ”,
JehovƔ-Shalom, Maradona. LlƔmenlo como quieran, dios es dios para todos y cada uno de los seres humanos que creen;
y para los que no creemos en Ć©l tambiĆ©n. Ahora, para los que no creemos en ningĆŗn
dios, tenemos el fuerte dilema de que en nuestra vida social, en nuestro
quehacer nos encontramos con todo tipo de dioses del mundo cuando hablamos con
un creyente; al que en ese creyente ademƔs de vivir la idea de dios, estƔ vivo
dios en esa persona. A lo que me refiero es, que dios estĆ” presente en nuestro
lĆ©xico, en nuestro idioma, en cada palabra, en cada oraciĆ³n que decimos casi
siempre lo nombramos y la mayorĆa de las veces pasa esto hasta en un ateo que
reniega totalmente en la existencia de dios.
Lo que aspiro es dar a conocer mi idea y el exponerla es algo que me
apasiona y motiva para seguirlo realizando en un futuro; sabiendo de antemano
mi condiciĆ³n de ateo, asĆ y todo; me atrevo a escribir sobre dios porque considero
esto un tema macro en los estudios sociales a travƩs de la historia. Parece
pues, ser dios el origen; como tema, de las ciencias (la mayorĆa de Ć©stas).
Dios, o lo que queremos que sea;
es una idea de lo que muchas personas quieren que sea su dios independientemente
de las descripciones espirituales que se le den a dicho “ser” divino desde las
mĆŗltiples religiones o sectas en el mundo que crean en un ente superior a otros
similares o a toda cosa con vida. Ya sobre esto se ha hablado, analizado y
estudiado mucho; los filĆ³sofos se han enfocado en este tema desde el inicio
mismo de la filosofĆa, incluso desde las primeras tĆ©cnicas en las ciencias
sociales y exactas. Entonces, no pretendo redundar en este tema tan abordado
por personas con mucho mayor conocimiento metodolĆ³gico que yo.
La filosofĆa (sobre todo la helenista) postulaba su propio sistema de
pensamiento y creencia, segĆŗn cada filĆ³sofo, apartando a dios de su sistema de
pensamiento o incluyƩndolo en su sistema de pensamiento; pero bƔsicamente, al
cuestionar o afirmar la existencia de dios, se colocaba a Ć©ste como el eje del
pensamiento. Como ese principio; por cierto, de la filosofĆa del antiguo mundo
griego que manifiesta “en toda negaciĆ³n, hay algo de afirmaciĆ³n”, lo que quiero
decir es que partĆan de la figura de un dios, para luego negar su existencia,
pero al partir de Ć©l, lo estĆ”n afirmando asĆ se concluya con que Ć©l, o sea
dios, exista o no. Las ciencias partĆan de “llevarle la contraria a dios” al
demostrar con hechos los fenĆ³menos
que eran atribuidos a la divinidad de un dios o de varios dioses; ademƔs de
llevarle la contraria a dios, las ciencias tambiƩn buscaban probar la
existencia o la no existencia de dios. AsĆ que no renegaba del todo de dios.
Una vez escuchĆ© a un pana afirmar lo siguiente: “Yo no tengo que ir a ninguna iglesia, cada persona es una iglesia, ¿o
no es la iglesia la casa de dios?”. Ese comentario con interrogante
incluida me hizo reflexionar mucho; despuĆ©s de todo, tiene razĆ³n, “la iglesia
es la casa de dios”; y si permites que
dios acceda a ti por medio de la oraciĆ³n y la fe entonces lo estĆ”s hospedando
en tu morada (cuerpo) entonces tĆŗ eres una iglesia. El pana al que hago menciĆ³n
es creyente mĆ”s no catĆ³lico, y los catĆ³licos tienen dicho principio de la
morada de cada persona como una iglesia. Esto es un poco lo que quisiera tratar; y exponer con este artĆculo-opiniĆ³n, que cada quien crea o invente un dios, creer en Ć©l (o en ella), que le llame como desea y le solicita como desee y cuando desee.
Entonces, dios es lo que queremos que sea. Por ejemplo; para mĆ, dios NO es, porque NO existe, pero para millones de personas sĆ. ¿QuiĆ©n tiene la razĆ³n…?
Hay que ser bastante osado en la vida para
atreverse a escribir todas las consideraciones en torno a lo que representa
dios, pues me tomo el atrevimiento de hacerlo y disfrutƔndolo y mucho. Este tema,
que ya es muy analizado, escrito, refutado por personas con una categorĆa
intelectual muy elevada. Desde mis escasos conocimientos de Historia y
FilosofĆa, asĆ como la pasiĆ³n por la escritura de opiniĆ³n, todo resulta el
hecho de cuestionar a dios como figura emblemƔtica de las religiones y de pensamientos
en el mundo a travĆ©s del tiempo histĆ³rico. ¿Es dios lo que queremos que Ć©l sea,
o somos nosotros lo que Ć©l quiere que seamos?
Las ideas de la vida despuĆ©s de la muerte, la resurrecciĆ³n, la muerte misma,
el origen de la vida y el de las especies con vida en el planeta, de las normas
o mandamientos morales como si se tratasen de Contratos sociales, del pecado, del castigo, del perdĆ³n, de la
redenciĆ³n, del fĆŗtbol y Maradona. Todas son ideas que derivan de la idea madre que serĆa DIOS. Como suelen
decir, recordemos; los testamentos judeocristianos los escribieron varias
personas. “Las personas son inmortales porque se les recuerda”. Pero si un dĆa
la humanidad dejara de recordar o de pensar en dios para pedirle perdĆ³n o un
favor, o dares las gracias; en se momento dejarĆa de existir dios, en tanto se le
deje de recordar o se piense de Ć©l; pero, eso no parece pasar nunca. Pareciera
que las calamidades que siempre han existido y seguirƔn existiendo en el mundo
son obras de dios para que precisamente se le recurra a Ć©l; por necesidad misma.
Lo que dijo alguna vez Douglas Adams (escritor
britƔnico del siglo pasado) tiene mucha relevancia, es interesante y digno de
anĆ”lisis; fue lo siguiente: “Dios ha sido durante mucho tiempo la mejor
explicaciĆ³n disponible, pero ahora las tenemos mucho mejores. Dios no explica
nada en absoluto, al contrario, se ha convertido en algo que necesita una
cantidad insalvable de explicaciones”.
“Dios nos ama a cada uno de nosotros como si solo existiera uno de nosotros”; Ć©sta frase se le atribuye al argelino de los siglos IV y V, San AgustĆn de Hipona. De allĆ suele partir la idea de la omnipresencia de dios, ¿es dios (o un dios) lo suficientemente omnipresente y omnipotente, asĆ como lleno de amor como para amar a cada una de sus "creaciones", es ese amor absolutamente incondicional? Maradona, no ama y ni conoce a muchos de los que creen en Ć©l como un "D10S". Como expuse previamente, ¿se puede criticar a alguien que sabe de la existencia de Diego Maradona, porque lo ha visto o tocado? Lo que le falta a Maradona para ser un dios divino es la inmortalidad, pero si Maradona siempre serĆ” recordado entonces nunca morirĆ”... No debemos olvidar que existe una "iglesia", un "templo" de la religiĆ³n "Maradoniana" en NĆ”poles (Italia) y hasta quizĆ”s existan otras en alguna otra parte del mundo. ¿Eso lo coloca a Maradona en el mismo escalĆ³n de superioridad en el cual gozaron divinidades como Zeus, OdĆn o VisnĆŗ?
Al agnĆ³stico le pasa como dirĆa Gabriel
GarcĆa MĆ”rquez; “Me desconcierta tanto
pensar que dios existe, como que no existe”. Y es que, a todo ateo – al
creyente; en algĆŗn momento, tambiĆ©n - le pasa algo similar en ese trĆ”nsito que
lo va definiendo como un no-creyente. Crean que no es fƔcil dejar de creer en
algo que; a diferencia de lo que dicen los cristianos, no es del todo amor. MƔs
bien, es un dios que castiga al que obra mal pero mĆ”s aĆŗn al que no crea en
Ć©l; siendo nosotros criados en la
tradiciĆ³n pseudo-cristiana donde dios mĆ”s que ser un ente de amor y compasiĆ³n
es todo lo contrario, llegando a un punto del que hasta le tememos. Los mismos
cristianos han tenido que lidiar con esta realidad; al menos que sean una de
las autoridades religiosas; que, por supuesto, deben ser sĆ³lo del sexo
masculino. Pero en eso, por ser ateo, prefiero no meterme.
A dios suelen buscarlo sĆ³lo en momentos cuando las cosas van mal, lo
buscan para pedirle perdĆ³n o un favor; y eso no estĆ” mal, que se le busque en
esos momentos, aunque sabemos que existen muchos creyentes que tambiƩn suelen
buscar a dios cuando las cosas van bien y lo hacen por poseer una enorme fe o
por su tradiciĆ³n religiosa particular; muchas veces Ć©stos lo buscan para
agradecerle o simplemente para “hablar con el omnipresente”. El filĆ³sofo alemĆ”n Friedrich Nietzsche cuando (a
punta de martillazos) afirmaba que “Dios ha muerto”; realmente se referĆa a
que, el hombre (y mujer) al buscar eterna y constantemente a dios, en su afƔn
de encontrarlo y entenderlo o alcanzarlo se da cuenta que dios no existe, no
estĆ”, es un invento humano y que al
ser alcanzado pierde su divinidad; su esencia, de hecho. AsĆ entonces, deja de
existir, pero muere lo que alguna vez tuvo vida, ¿o no?
El omnipotente
que no pudo detener guerras, que no pudo detener enfermedades, que no puede detener
injusticias, que no pudo evitar que se coma del fruto prohibido; ese
omnipotente es el que nos cuida, quiere y ama. Disculpen mi ateĆsmo tan
evidente; pero es como que le pidas a un
marxista que no analice procesos histĆ³ricos del Siglo XX sin que ese marxista
no involucre el impacto de la RevoluciĆ³n Bolchevique de 1917; es imposible que
ese marxista obvie eso. DespuƩs de todo, dios es lo que queremos que sea ya que un
judĆo le llama de una forma pero tambiĆ©n le atribuye hechos histĆ³ricos o como
el musulmƔn, ademƔs de llamar a dios de otra forma le coloca tambiƩn otros
tipos de milagros… ¿CĆ³mo serĆa la versiĆ³n islĆ”mica de Las Cruzadas, se la han
imaginado siquiera?
PrometĆ en esta publicaciĆ³n no meterme en
asuntos de las distintas religiones del mundo, sĆ³lo en la entidad suprema de
esas religiones monoteĆstas, o sea, dios. Ya que Adonay, Padre Abraham, AlĆ”, QuetzalcĆ³atl y Maradona
sirven a sus creyentes como un refugio, una necesidad de bĆŗsqueda y no de
respuestas, sino de comprensiĆ³n y salidas a momentos difĆciles; los animales,
que no cuentan con conciencia y que su deseo es el deseo por los alimentos y
supervivencia no tienen necesidad de creer en ningĆŗn ser superior porque lo ven
(el hombre; y la mujer tambiƩn) y los padecen; mƔs allƔ de que ellos, los
animales no poseen conciencia. Pero los seres humanos que sĆ poseen conciencia
y que ademƔs estƔn conscientes de poseerla siguen creyendo por necesidad, por
fe, por salida, por costumbre, por Ć©tica, por crianza o por constructo social
en uno o varios dioses.
En la historiografĆa cuasi oficial del mundo se conoce al pueblo semita,
judĆo como el primero en creer en un solo dios; previo a ellos y posterior a
ellos han existido cientos de civilizaciones en el mundo politeĆstas; pero muy
probablemente existan otras culturas monoteĆstas previo a los judĆos, eso no los
hace ser mejores o peores (por si acaso). De hecho, los antiguos griegos fueron
mƔs sistemƔticos que los judeo-cristianos al crear un sistema mƔs complejo de
las deidades y del origen de las mismas. En otras palabras, se inventaron el
cuento completo.
El matemĆ”tico y filĆ³sofo idealista francĆ©s Rene Descartes proponĆa la
posibilidad innegable de la existencia de dios a partir de su creencia; desde
la figura metafĆ³rica del Genio maligno el
filĆ³sofo Descartes cuestionaba que el mundo exterior, el que se observa y
percibe es una invenciĆ³n y que asĆ como es la realidad que se observa, puede
tambiĆ©n ser falso; que quizĆ”s podrĆa ser una especie de constructo ideal, como
un sueƱo, y que habĆa un genio maligno para hacernos creer en ello, luego
Descartes recurrĆa a las matemĆ”ticas y la lĆ³gica numĆ©rica para explicar o la
realidad que va mĆ”s allĆ” de la que concibe, pero asĆ y todo pudiera no ser eso
la realidad; por Ćŗltimo, debĆa ser un dios, Dios, especĆficamente que ha creado
toda la realidad que se percibe y se puede observar, lo consideraba Descartes
una invenciĆ³n perfecta y que eso sĆ³lo pudo venir del poder y voluntad de Dios,
de nadie mĆ”s. Por suerte soy materialista histĆ³rico. Como manifestĆ©
previamente, es dios el origen o inicio de la discusiĆ³n que enciende la chispa
de la duda filosĆ³fica, lo que quiero decir es; que dios es el origen mismo de
la filosofĆa ya que los primeros intentos de filosofar se dan por cuestionar
las creencias preexistentes en el mundo, pero mƔs a dios particularmente. En
este orden de ideas; ¿Si el hombre no fuese creado a dios, existirĆa entonces
la filosofĆa?
Recuerden NO matar, NO robar y cumplir con
otros de los 10 Mandamientos y la humanidad serĆ” mejor; de eso no tengo ninguna
duda. Amen a sus prĆ³jimos (prĆ³ximos) como asĆ mismos y verĆ”n que la humanidad
mejorarĆ” mucho, no hace falta ser creyente para cumplir los mandamientos que
despuƩs de todo, estƔn cargados de una Ʃtica social necesaria para la
convivencia justa entre los que hacemos vida en este planeta. Entonces (si dios
quiere) al cumplirse esos mandamientos y otros dogmas de las religiones del
mundo, seguramente veremos resultados en la humanidad que serƔn positivos. Dios
es lo que queremos que sea y no al revƩs.
"El historiador se halla en la imposibilidad absoluta
de comprobar por sĆ mismo los hechos que estudia.
NingĆŗn egiptĆ³logo ha visto a RamsĆ©s.
NingĆŗn especialista en las guerras napoleĆ³nicas
ha oĆdo el caĆ±Ć³n de Austerlitz"
Marc Bloch
(El hombre controlador del universo, Diego Rivera. 1934)
Para los
estudiosos de las ciencias sociales el definir a las ciencias que involucran
dicha Ć”rea de las ciencias es un problema comĆŗn; a diferencia de las ciencias
naturales, las ciencias sociales o ciencias humanas involucran una serie de
concepciones que varĆan segĆŗn el autor e incluso del momento. La palabra
Historia ha tenido infinidades de definiciones; quizĆ”s la mĆ”s prĆ³xima o la que
mejor se ajusta serĆa: “La ciencia de los hombres en el tiempo”. Dicha
definiciĆ³n nos la enseĆ±Ć³ el historiador francĆ©s Marc Bloch en el siglo pasado.
El mismĆsimo Bloch nos proporciona un amplio abanico de definiciones aceptadas
sobre Historia y nos muestra algunas particularidades de lo que debe estudiar
la Historia y el para quƩ.
Entonces, Historia de la humanidad; es redundante. Se sabe entonces que existe una historia geolĆ³gica, una historia del cosmos, pero Historia es solamente la historia de los hombres en el tiempo; se sobreentiende que Historia es justamente de la humanidad, del hombre y de la mujer en su participaciĆ³n en un tiempo y espacio determinado.
Entonces, Historia de la humanidad; es redundante. Se sabe entonces que existe una historia geolĆ³gica, una historia del cosmos, pero Historia es solamente la historia de los hombres en el tiempo; se sobreentiende que Historia es justamente de la humanidad, del hombre y de la mujer en su participaciĆ³n en un tiempo y espacio determinado.
Al hablar de Tiempo se debe agregar que se trata de un tiempo histĆ³rico, de una forma de percibir el pasado e incluso el presente; asimismo la historia no debe ser un estudio exclusivo del pasado, de lo acontecido sino que debe ser tambiĆ©n una comprensiĆ³n de los hechos ocurridos en tiempo presente. “Los hombres en el tiempo”; de este modo la palabra hombres queda expuesta en plural, o sea, lo colectivo. De este modo antes expuesto es como los historiadores de la escuela de los Annales han mostrado a la historia y su objeto de estudio haciendo un cambio paradigmĆ”tico y revolucionario en el momento en que se hace la propuesta por Marc Bloch y Luicen Febvre; incluso aƱos posteriores a 1929 se hacen muchas otras propuestas por otros autores sobre lo que es Historia. Se dice -y con razĆ³n- que "la historia la escriben los vencedores"; pero, ¿quiĆ©n conoce la versiĆ³n vietnamita de su guerra?
A finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX el historiador alemĆ”n Bernheim definĆa a la historia de las siguientes formas; “Historia es la ciencia de la evoluciĆ³n del hombre considerado como ser social”, la otra definiciĆ³n que Ć©l mismo da sobre historia aƱos despuĆ©s es la siguiente: “Ciencia histĆ³rica es aquella que investiga en su conexiĆ³n causal los hechos de la evoluciĆ³n del hombre en sus manifestaciones (lo mismo las singulares que las tĆpicas y colectivas) como ser social”. SegĆŗn lo que planteaba Bernheim no es tan descabellado pensar que tales conceptos son totalmente aceptados y para el contexto en el cual el autor los escribiĆ³; parece ser incluso adelantados ambos para la Ć©poca en la que los planteĆ³. Le da Bernheim el carĆ”cter de ciencia a la historia y aclarando de forma contundente en ambas definiciones el objeto de estudio de la historia y expone lo de causal como lo pertinente ademĆ”s del hombre en colectivo, en sociedad.
Por otro lado Bauer definĆa a Historia de tal manera: “Historia es la ciencia que intenta describir y explicar, volviendo a vivirlos, los fenĆ³menos de la vida en aquello en que se trata de los cambios que las relaciones de los hombres con las diversas colectividades sociales llevan consigo, seleccionĆ”ndolos desde el punto de vista de su influencia sobre los tiempos posteriores o con respecto a sus cualidades tĆpicas y concentrando la atenciĆ³n, fundamentalmente, en aquellos cambios que no pueden volver a repetirse en el tiempo ni en el espacio”. SegĆŗn lo planteado por Bauer, lo que llama mucho la atenciĆ³n es lo Ćŗltimo de su definiciĆ³n de historia; ya que las primeras lĆneas es muy similar a lo planteado por Bernheim; es asĆ pues, cuando se refiere a que la historia no tendrĆ” jamĆ”s hechos similares en distintos tiempos y espacios; el rol del historiador como investigador cientĆfico estĆ” consciente de ello por eso mismo se estudian hechos acaecidos con objetividad pero no se puede repetir hechos relevantes tal cual cĆ³mo sucedieron anteriormente; el francĆ©s March Bloch nos enseƱaba eso en su cĆ©lebre libro “ApologĆa de la Historia o el oficio del historiador”.
Gracias a la Escuela de Annales donde los principales historiadores planteaban categorĆas nuevas en cuanto al estudio de historia; como por ejemplo; tiempo, hombre, historiador, presente, pasado. Asimismo, Annales cambia cualquier discurso de lo que se refiere al tĆ©rmino de historia haciĆ©ndolo de un modo mĆ”s complejo dĆ”ndole a la historia mayores argumentos en su objeto de estudio y al historiador mismo en su oficio de investigar y enseƱar historia. Lo que tienen en comĆŗn Bernheim y Bauer es que ninguno niega el hecho de que la historia sea una ciencia (discusiĆ³n que se genera a menudo), tambiĆ©n ambos historiadores afirman la importancia del estudio de la historia y aclaran que se enfoca en lo social, en el hombre en colectivo y los hechos o fenĆ³menos que ocurran en el tiempo. La historiografĆa planteada por los "Annalistes" tiene tambiĆ©n que ver con las definiciones de Bauer y Bernheim; ya que la historia debe tener sus mĆ©todos para estudiarla como cualquier otra ciencia social y que aporta explicaciones para comprender los hechos actuales asĆ como los del pasado.
En estos Ćŗltimos decenios han surgido ahora, sobretodo en MĆ©xico y otras partes de LatinoamĆ©rica un nuevo abordaje de la Historia, se les conoce como "Microhistoria" o "Historia local". Parece que asĆ surgen otras reflexiones, en todo caso, parece mucho mĆ”s conveniente llamarle Historia local y no Microhistoria; justo por aquello del prefijo Micro, le da como un carĆ”cter de reducciĆ³n o de diminutivo al estudio de la historia, ya que su abordaje es el de las localidades, se refiere pues; a la escala geogrĆ”fica de lo local, por eso (como se explicĆ³ anteriormente en este pĆ”rrafo) que es mĆ”s conveniente y pertinente llamarle Historia local, asĆ se comprende de antemano que su objeto de estudio sigue siendo las relaciones sociales en el tiempo presente y pasado pero sĆ³lo a la escala geogrĆ”fica local y no nacional que es la que mĆ”s suele leerse y escribirse.
Ya sea Historia Local, Historial Regional o Microhistoria; la escala espacial es la que determina e estudio a abordar dependiendo de los hechos acaecidos en un momento especĆfico. Lo que se pretende es aclarar que si bien se estĆ” de acuerdo con los planteamientos realizados por historiadores como Luis GonzĆ”lez y GonzĆ”lez, ArĆstides Medina Rubio, RamĆ³n A. Tovar, entre otros; cuando Ć©stos hacen Ć©nfasis en la necesidad de hacer y de ejercer (en teorĆa y praxis) un Historia que nos remonte con lo mĆ”s prĆ³ximo y cercano a nuestra identidad y que al sustituir a la Historia Patria por la Microhistoria no se estĆ” dejando al costado la identidad nacional; mĆ”s bien, conociendo la Historia de nuestras calles, de nuestro barrio, de nuestra comunidad, de nuestros vecinos, de nuestra RegiĆ³n HistĆ³rica o RegiĆ³n socio-econĆ³mica; estamos pues, conociendo y haciendo nuestra Historia Patria, la de la naciĆ³n. En definitiva, es ir de lo micro a lo macro, de lo conocido a lo desconocido (en ese orden) como plantearĆa la GeografĆa de la escuela de Paul Vidal de La Blache y la Geohistoria.
Pero revisando lo que el historiador ArĆstides Medina Rubio (Experto en esta materia de la Microhistoria o Historia local) considera al respecto: "...Braudel decĆa que no existe una historia ni un oficio de historiador, que sĆ historia y oficios. Por ello no extraƱa que sean igualmente vĆ”lidas una historia de los hombres en el contexto universal, como una historia de los hombres en contextos nacionales concretos y aun en espacio y tiempo menores que las naciones. Es asĆ legĆtimo entonces tambiĆ©n acercarse al pasado de las gentes cuya existencia nace, vive y muere en pequeƱas localidades. Es aquĆ donde se inscribe la llamada historia parroquial o microhistoria, que se detiene en los pequeƱos espacios, que se interesa en descubrir y explicar las dinĆ”micas de las microsociedades. En posiciĆ³n a la historia de las naciones, que corrientemente se le denomina historia (de la) patria".
El historiador oriundo de Puerto Cabello, ArĆstides Medina Rubio nos hace reflexionar sobre la importancia que tiene hoy dĆa el abordaje de una Historia necesaria ante los problemas sociales actuales y e historiografĆa en el contexto presente; argumentaba lo siguiente: "Nadie que se precie de historiador , no importa si se escuda detrĆ”s de la autoridad que le pueda conferir una leĆda columna periodĆstica o una posiciĆ³n de poder, puede pretender ignorar -o peor, ignorar de verdad- que el ordenamiento polĆtico y social, los sistemas de producciĆ³n, los problemas de intercambio, las particularidades locales y regionales, el desarrollo ulterior de la sociedad, la cultura y en fin todo lo inherente al hombre, en el pasado y en el presente que de inmediato serĆ” pasado, es competencia de la historia. Por eso, no se puede sospechar de ningĆŗn historiador que quiera escrudiƱar el pasado inmediato, porque a los demĆ”s historiadores siempre les interesĆ³ el pasado remoto, no se puede descalificar al historiador que quiere acercarse a los fenĆ³menos de su localidad y de su regiĆ³n, porque haya muchos historiadores que les interesa mĆ”s estudiar repĆŗblicas que sĆ³lo existen a medias, o estudiar las metrĆ³polis colonizadoras o las culturas de lejanas latitudes; no se puede dudar del historiador que prefiere concentrar su esfuerzo en los mecanismos con los que la naturaleza y los hombres determinan la producciĆ³n y el consumo, en el pasado y en el presente inmediato".
Considerando lo anteriormente expuesto, no cabe duda de que Medina Rubio nos dio razones de sobra para creer que sĆ existe una Microhistoria; que es preciso su abordaje y que la historiografĆa oficial vaya en la misma direcciĆ³n que esta forma de escribirla, de ese modo, se comprende mejor lo local, lo comunitario, lo parroquial; despuĆ©s de todo, es eso lo que nos da la identidad y nos ayuda a conocernos mejor en tiempo presente. Pero, igualmente, ¿no serĆa mejor llamarla solamente Historia local?
Nos hace reflexionar que, al igual que Marc Bloch y su definiciĆ³n de Historia se asemeja un poco a lo planteado por Bernheim y Bauer; la reflexiĆ³n se genera por el hecho de que se ha pensado que los aportes realizados por Bloch fueron novedosos para su Ć©poca (de hecho es asĆ) cuando ya Bernheim a finales del Siglo XIX daba importantes avances sobre la definiciĆ³n de historia, siendo Ć©ste un gran aporte varios decenios antes de que Bloch nos maravillase con su libro “ApologĆa de la Historia o el oficio del historiador”. Libro que cualquier estudiante o amante de la Historia debe leer para aprender y aprehender cuestiones del uso de la historia como ciencia social, pero para hacerla suya, para hacer de la historia el elemento para conocer mejor su cotidianidad; de este modo, el lector se va a maravillar con el discurso que el historiador francĆ©s manifestaba en este libro. Es uno de esos materiales bibliogrĆ”ficos de obligatoria revisiĆ³n.
Teniendo todo lo antes expuesto; de igual manera pertinencia, me atrevo a publicar por acƔ uno de los escritos que mƔs me apasionan y me han hecho reflexionar por su breve pero acertado contenido. No es otro que; Preguntas de un obrero que lee, por el escritor alemƔn Bertolt Brecht.
"¿QuiĆ©n construyĆ³ Tebas, la de las siete Puertas?
En
los libros aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron
los reyes los bloques de piedra?
Y
Babilonia, destruida tantas veces,
¿QuiĆ©n
la volviĆ³ siempre a construir? ¿En quĆ© casas
de
la dorada Lima vivĆan los constructores?
¿A
dĆ³nde fueron los albaƱiles la noche en que fue terminada
la
Muralla China? La gran Roma
estĆ”
llena de arcos de triunfo. ¿QuiĆ©n los erigiĆ³?
¿Sobre
quiƩnes triunfaron los CƩsares?
¿Es
que Bizancio, la tan cantada,
sĆ³lo
tenĆa palacios para sus habitantes? Hasta en la
legendaria
AtlƔntida,
la
noche en que el mar se la tragaba, los que se hundĆan,
gritaban
llamando a sus esclavos.
El
joven Alejandro conquistĆ³ la India.
¿Ćl
solo?
CĆ©sar
derrotĆ³ a los galos.
¿No
llevaba siquiera cocinero?
Felipe
de EspaƱa llorĆ³ cuando su flota
Fue
hundida. ¿No llorĆ³ nadie mĆ”s?
Federico
II venciĆ³ en la Guerra de los Siete AƱos
¿QuiĆ©n venciĆ³ ademĆ”s de Ć©l?
Cada
pƔgina una victoria.
¿QuiĆ©n
cocinĆ³ el banquete de la victoria?
Cada
diez aƱos un gran hombre.
¿QuiĆ©n
pagĆ³ los gastos?
Tantas
historias.
Tantas
preguntas."
(ApologĆa de la Historia o el oficio del historiador, Marc Bloch)
REFERENCIAS
- ApologĆa de la Historia o el oficio del historiador. Marc Bloch
- Historia Regional y Local. ArĆstides Medina Rubio
- Vigencia del estudio histĆ³rico regional. RamĆ³n A. Tovar
- Para una teorĆa de la Microhistoria. Luis GonzĆ”lez y GonzĆ”lez
"!Los tres mƔs grandes majaderos
de la historia hemos sido Jesucristo,
Don Quijote... y yo!"
SimĆ³n BolĆvar
de la historia hemos sido Jesucristo,
Don Quijote... y yo!"
SimĆ³n BolĆvar
(Portada de Luis PerĆŗ de Lacroix, Diario de Bucaramanga)
DespuĆ©s de perder la primera y la segunda repĆŗblica en Venezuela, el libertador SimĆ³n BolĆvar parte desde Nueva Granada a la isla de Jamaica, en Mayo de 1815, allĆ pues, es recibido en la capital de Jamaica, Kingston; “…Jamaica recibe al hĆ©roe venezolano…para entonces, la revoluciĆ³n bolivariana habĆa colmado todos los espacios de la opiniĆ³n pĆŗblica mundial, y SimĆ³n BolĆvar era un hĆ©roe indiscutible…En el puerto se encuentra el gobernador, duque de Manchester, quiĆ©n lo conduce a Kingston, donde serĆa alojado en calidad de perseguido polĆtico…El pueblo, en su mayorĆa esclavos negros, se volcĆ³ a las calles para ver al hombre que pregonaba la libertad para los esclavos” (Jorge Mier Hoffman).
“En esa lejana isla BolĆvar se encuentra
patƩticamente derrotado, y para colmo de males, estƔ arruinado como el mƔs
pobre de los negros esclavos que deambulaban por la isla…No tiene nada que
vender…ha gastado su Ćŗltimo peso, luego de empeƱar la vajilla de plata, que era
lo Ćŗnico de valor que pudo embarcar en Cartagena…Eso era lo Ćŗnico que
poseĆa...!” (Jorge Mier Hoffman).
Mientras BolĆvar se encuentra en
Jamaica, se mantuvo refugiado, sin nada de dinero ni nada de valor, BolĆvar se
dirigiĆ³ de Nueva Granada a Jamaica sĆ³lo con una vajilla de plata, que luego
venderĆa y para mantenerse refugiado en Kingston le escribiĆ³ una carta al
comerciante inglĆ©s Maxwell Hyslop, donde le explica de la siguiente manera; “ Suplico a usted me haga el favor de
mandarme cien pesos, para pagar a esta mujer, dueƱa de la pensiĆ³n, con los
cuales serĆ”n trescientos pesos que usted me ha prestado…Ya no tengo un duro: ya
he vendido la poca plata que traje. No me lisonjea otra esperanza que la que me
inspira el favor de usted. Sin Ć©l la desesperaciĆ³n me forzarĆ” a terminar mis dĆas
de un modo violento, a fin de evitar la cruel humillaciĆ³n de implorar auxilio
de hombres mƔs insensibles que su oro mismo. Si usted no me concede la
protecciĆ³n que necesito para conservar mi triste vida, estoy resuelto a no
solicitar la beneficencia de nadie, pues es preferible la muerte a una
existencia tan poca honrosa”. (SimĆ³n BolĆvar, 1815).
Por esa carta escrita por el Libertador
BolĆvar, se ve reflejado la impotencia, el desespero y la necesidad que tenĆa
para pagar el hospedaje que le fue concedido por una dama de la isla de Jamaica,
tanto asĆ era su desespero que se vio obligado a pedir prestado unos pesos para
poder pagar ese alojamiento.
El Libertador BolĆvar al ver la realidad
que le angustiaba de AmĆ©rica y al ver la realidad de ese hemisferio, BolĆvar
redacta el 6 de septiembre de 1815 una carta que es considerada como el
documento donde el Libertador profetiza y predice el contexto de AmƩrica
latina.
“Sea quizĆ”s la Carta de Jamaica uno de los documentos mĆ”s lĆŗcidos y acuciosos
escritos no sĆ³lo por El Libertador, sino por estadista alguno, si se considera
el evidente despliegue y gran manejo de la realidad hemisfƩrica. Su contenido,
cargado de reflexiones y predicciones acertadas, destaca la impresionante
visiĆ³n sobre el futuro de HispanoamĆ©rica. Es menester pensar cuan vigentes
estƔn, hoy, casi doscientos aƱos despuƩs, los principios y valores expuestos en
esa carta. Sobre todo, a necesidad de la unidad de los paĆses hispanoamericanos
para asegurar entre otras cosas, su prosperidad, solidez y estabilidad”. (De Monte Sacro a Caracas, PĆ”g. 28).
("A picture tour of the island of Jamaica", Hurst Robinson & Co, 1824)
La carta
escrita por el Libertador en Kingston, es conocida con el tĆtulo de:
“ContestaciĆ³n de un americano meridional a un caballero de esta isla”, donde
refleja la realidad del pueblo colonizado por los espaƱoles y expresa sus
deseos, asĆ como hacerle conocer a los britĆ”nicos lo que ocurrĆa en estos
paĆses americanos.
“…Aunque durante muchos aƱos se creyĆ³ que
el destinatario habĆa sido un personaje imaginado por BolĆvar, una meticulosa
investigaciĆ³n ha dejado aclarado que el destinatario fue el Sr. Henry Cullen,
vecino del puerto de Falmouth, al norte de Jamaica”. (Alberto
Arias Amaro).
Al escribir la
Carta de Jamaica, BolĆvar explicĆ³ las
causas de las que sufre el pueblo de AmƩrica y la realidad de la que estaba
viviendo los paĆses de PerĆŗ, Nueva Granada, Chile, entre otros. El Libertador
querĆa mĆ”s que nada unir al pueblo Americano y que Ć©ste se fortalezca. BolĆvar
escribiĆ³ Ć©sta carta con motivo de que los britĆ”nicos en Jamaica entendieran quĆ©
sucedĆa en la colonia espaƱola, explicĆ”ndolo de acuerdo a su versiĆ³n y no de la
versiĆ³n realista.
Considerando las
palabras de Waldo Frank acerca del contenido de la Carta de Jamaica, expresa:
“BolĆvar manejo varios estilos; sus
proclamas a los soldados y campesinos
eran grandilocuentes, relumbrando con los clores primarios; sus memoriales a
los diplomĆ”ticos y hombres de negocios eran sinuosos y frĆos; las cartas a su
familia eran precisas, facticas y aun tiernas. En su ensayo o carta de jamaica,
anĆ”lisis, visiĆ³n y amor vienen juntos y producen un gran escrito: lĆ³gico como
los de montesquieu con perspectiva estructural como los de Gibbon y calido como
la sangre americana”.
(Waldo, Frank, 1951. “BolĆvar y el nacimiento de un
nuevo mundo”, PĆ”g. 120).
“SimĆ³n BolĆvar en su celebrada carta tuvo
como ningĆŗn otro dirigente revolucionario, una clara y penetrante visiĆ³n de sus
problemas. Su inspirada perspectiva captĆ³ la totalidad del vasto y complicado
panorama del continente. Nuevamente como en el Manifiesto de Cartagena aparece su realista visiĆ³n de nuestro
ambiente, lo cual muestra su genio”.
(V.A.Belaunde, 1938. “BolĆvar y su pensamiento polĆtico”,
PƔg. 160).
El libertador
hacĆa referencia de sus deseos de la uniĆ³n americana, tanto es asĆ que lo
expresado en la Carta de Jamaica hace
Ć©nfasis claramente cuando puntualiza o siguiente: “Yo deseo mĆ”s que otro alguno ver formarse en AmĆ©rica, la mĆ”s grande
naciĆ³n del mundo, menos por su extensiĆ³n y riquezas que por su libertad y su
gloria” (SimĆ³n BolĆvar, 1815).
“BolĆvar continuĆ³ la critica
que habĆa comenzado tres aƱos antes en su manifiesto de Cartagena. Su carta es
una critica constructiva de las condiciones reinantes en SudamƩrica y en ella
puede verse, paso a paso, como se habĆa desarrollado su pensamiento polĆtico”.
(J. D. Monsalve: el ideal polĆtico del libertador, PĆ”g. 163)
En la carta
escrita por el Libertador en Kingston, hace referencia de la uniĆ³n de Nueva
Granada y Venezuela, con una nueva capital, para hacerla una repĆŗblica mas
poderosa; “La Nueva Granada se unirĆ” con
Venezuela, si llegan a convenirse en formar una repĆŗblica central, cuya capital
serĆ” Maracaibo, o una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas (En honor a
este hĆ©roe de la filantropĆa), se funde entre los confines de ambos paĆses, en
el soberbio puerto de BahĆa-Honda. Los
salvajes que la habitan serĆan civilizados, y nuestras posesiones se
aumentarĆan con la adquisiciĆ³n de la Goajira. Esta naciĆ³n se llamarĆ” Colombia,
como un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio. Su
gobierno podrƔ imitar al inglƩs, con la diferencia de que, en lugar de un rey,
habrƔ un Poder Ejecutivo electivo, cuando mƔs vitalicio y jamƔs hereditario (si
se quiere una RepĆŗblica), una CĆ”mara o Senado legislativo hereditario que en
las tempestades polĆticas se interponga entre las olas populares y los rayos del
Gobierno, y un cuerpo legislativo de libre elecciĆ³n, sin otras restricciones
que las de la cĆ”mara baja de Inglaterra. Esta constituciĆ³n participarĆa de
todas las formas, y yo deseo que no participe de todos los vicios”. (SimĆ³n
BolĆvar, 1815).
Entre los
aspectos mƔs importantes de la carta ya mencionados, se encuentran otros, no de
menor importancia.
“1) _ Presenta un panorama general de la
guerra de independencia a fines de 1815. Los realistas dominaban la mayor parte
de sus antiguas colonias (Venezuela, Nueva Granada, Quito, PerĆŗ, Cuba, Puerto
Rico). En Chile y MĆ©xico la situaciĆ³n no se habĆa decidido; y sĆ³lo en el RĆo de
la Plata habĆan triunfado los independientes. A pesar de este balance negativo,
El Libertador expresa su seguridad y confianza en el triunfo definitivo de la
cause patriota.
2) _ En la Carta de Jamaica, El Libertador critica
duramente el sistema colonial y seƱala la incapacidad de EspaƱa para seguir
manteniendo su dominaciĆ³n en AmĆ©rica.
3) _ El
Libertador hace un llamado a las naciones extranjeras para que ayuden a la
independencia de las colonias espaƱolas. Las demandas de ayuda se dirigĆan, en
primer tƩrmino, a Inglaterra; y en segundo tƩrmino, a los Estados Unidos. A
Inglaterra por su tradicional rivalidad con EspaƱa por e control del comercio
colonial. En cuanto a los Estados Unidos, era de esperar que ayudaran al
conflicto; primero, por ser un paĆs vecino; segundo, porque les interesaba que
se afirmara en AmĆ©rica un sistema de estados independientes como garantĆa de su
propia seguridad; y tercero por lo beneficios econĆ³micos.
4) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador seƱala
las causas principales del movimiento emancipador. La Carta de Jamaica es, sin duda, uno de los primeros documentos en
los cuales se analizan las causas de la independencia hispanoamericana.
5) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador predice
el futuro de los paĆses hispanoamericanos, y opina sobre la forma de gobierno
que debĆan adoptar.
6) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador se
refiere al rĆ©gimen polĆtico y a la naturaleza de los gobiernos que se debĆan
adoptar en HispanoamƩrica. El Libertador rechaza el sistema federal de gobierno
y se pronuncia a favor del centralismo”. (Alberto Arias
Amaro).
Con lo expresado
en la carta escrita en Kingston por BolĆvar, se refleja la preocupaciĆ³n por lo
que quiso comunicarle al destinatario de esta carta, BolĆvar refleja cuales son
las crisis por las que sufre los paĆses colonizados por EspaƱa y cuales son sus
deseos de la formaciĆ³n de una nueva AmĆ©rica libre del yugo realista. En otras
palabras, es la Carta de Jamaica, un
documento escrito que predice el contexto de HispanoamƩrica. La carta fue
escrita con el fin de hacerle entender a los ingleses su preocupaciĆ³n por la
libertad e independencia en los paĆses Latinoamericanos. Por ese motivo,
BolĆvar le pide ayuda a Estados Unidos a luchar por la causa y principalmente a
Gran BretaƱa, para que cooperen de forma econĆ³mica y militar a los paĆses
oprimidos por la corona espaƱola. En esta carta se ve reflejado el pensamiento
del Libertador y sus pensamientos polĆticos y sociales; es por eso, que el
documento escrito en Jamaica es uno de los mejores escritos por BolĆvar y de
mayor importancia, por eso se le considera como una escritura de predicciĆ³n.
“FirmĆ”ndolo con el seudĆ³nimo El Americano,
SimĆ³n BolĆvar redacta en jamaica un artĆculo periodĆstico en el cual analiza la
situaciĆ³n Ć©tnica y social de HispanoamĆ©rica. Este ensayo, que no consta fuese
publicado entonces, iba dirigido al editor de la Gaceta Real de Jamaica,
Alejandro Aikman, hijo. Fue redactado despuƩs del 28 de septiembre de 1815 y
antes de diciembre de ese aƱo” (Para nosotros la patria es
AmƩrica, PƔg. 53).
En ese artĆculo
escrito por el Libertador, expresa al editor de la “Gaceta Real de Jamaica” lo que sucedĆa en AmĆ©rica en
el contexto social, en las diferencias de castas o razas que se encontraban en
este hemisferio o la realidad que acontecĆa socialmente por ese problema
racial, BolĆvar expresa las diferencias entre etnias y grupos sociales, que
unos tenĆan mĆ”s privilegios y gozaban de libertad y servicios mĆ”s que otros.
“El
indio es de un carĆ”cter tan apacible que sĆ³lo desea el reposo y la soledad; no
aspira ni aĆŗn a acaudillar su tribu, mucho menos a dominar las extraƱas.
Felizmente esta especie de hombres es la que menos reclama la preponderancia;
aunque su nĆŗmero excede a la suma de los otros habitantes. Esta parte de la
poblaciĆ³n americana es una especie de barrera para contener a los otros
partidos; ella no pretende la autoridad, porque ni la ambiciona ni se cree con
aptitud para ejercerla, contentĆ”ndose con su paz, su tierra y su familia”. (El Americano, 1815).
BolĆvar con el
seudĆ³nimo de “El Americano” reflexiona acerca del comportamiento y la forma de
ser de los aborĆgenes, hace Ć©nfasis de sus diferencias con las demĆ”s razas que
se encontraban en AmƩrica y menciona tambiƩn sus virtudes como raza distinta al
resto, sobre todo a la europea.
“…Entre escritos,
reflexiones y melancolĆa, la noche del 9 de diciembre de 1815, la isla se ve
conmocionada por un horrible asesinato ocurrido en la pensiĆ³n ubicada entre las
esquinas de las calles de Prine y White, que segĆŗn los testigos, fue cometido
por un esclavo de BolĆvar de nombre PĆo, y
que tenĆa como objetivo eliminar a su amo…Ciertamente...! el frustrado
magnicidio tenĆa como finalidad acabar con la vida del Libertador, quien debĆa
estar acostado en su hamaca como siempre acostumbraba, pero sin embargo, la
providencia intervino para que, en ese instante preciso, BolĆvar no se
encontrara en la posada, y en su lugar se acostĆ³ el infortunado FĆ©lix Amestoy,
soldado fiel a la causa libertadora, quien horas antes habĆa arribado la isla,
y las circunstancias del cansancio lo llevaron acostarse en la hamaca del
Libertador”. (Jorge Mier Hoffman).
Luego de escribir
estos documentos en la isla CaribeƱa, BolĆvar se ve obligado a dirigirse rumbo
a HaitĆ, por acontecimientos que estremecieron a Nueva Granada y Venezuela, el
Libertador se dirigiĆ³ a esta otra isla para pedir ayuda igualmente como hizo en
Jamaica para sus planes estratƩgicos de combatir a los realistas por la causa
independentista.
Definitivamente
este viaje a la isla de Jamaica le sirviĆ³ mucho al Libertador, a pesar de
llegar a Kingston sin dinero y vendiendo lo Ćŗnico de valor llevĆ³ de Nueva
Granada BolĆvar escribiĆ³ una carta dirigida al Sr. Henry Cullen, donde le
explica la realidad de HispanoamĆ©rica en el contexto social, polĆtico,
econĆ³mico y militar. El Libertador hizo Ć©nfasis de sus deseos y lo que querĆa
alcanzar con la liberaciĆ³n de HispanoamĆ©rica del yugo espaƱol. La carta es considerada
por muchos de predictiva a los aconteceres de los paĆses colonizados por
EspaƱa; es uno de sus escritos mƔs importantes y donde se ve reflejado el
pensamiento ilustrado y polĆtico que poseĆa SimĆ³n BolĆvar. El Libertador publica tambiĆ©n un artĆculo en
la prensa de Jamaica explicando el contexto social y racial por el que estaba
pasando los pueblos americanos; Por muchas razones se puede decir que el viaje
que hizo BolĆvar a Jamaica es un suceso histĆ³rico muy importante en su vida y
del pueblo Hispanoamericano, ya que ayudĆ³ mucho la causa independentista y le
explicĆ³ a los britĆ”nicos su versiĆ³n del proceso liberador que Ć©l comandaba.
-
Docente de GeografĆa e Historia, Estudiante de MaestrĆa en EnseƱanza de la Historia en la UPEL Maracay Twitter e Instagram: @Yehoshua33
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Reggae roots, Rock nacional, mĆŗsica venezolana, reggae rĆoplatense, rock clĆ”sico.
JosuĆ© Zapata ×ְ××ֹשֻׁ×¢ַ
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