Yo y otros animales

"El burro va al final". Blog dedicado a la Historia; tambiƩn manifiesto mis opiniones, reflexiones y un poco menos que eso.

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El lugar donde escribo algunas palabras

"Ya viene el yanqui patón
y la gringa pelo e´miel.
Al yanqui decile:
go jón
y a la gringuita:
veri güel"
(Pablo Antonio Cuadra, Intervención)


("Gloriosa victoria", Diego Rivera. 1954)


BASES IDEOLƓGICAS DEL EXPANSIONISMO NORTEAMERICANO.
    El expansionismo norteamericano se da por distintos motivos; entre esos estaba la bĆŗsqueda de mayor expansión territorial y dominio geogrĆ”fico para tener mayor poder e igualmente mayores recursos económicos. El contexto en que se origina la expansión gringa es a finales del Siglo XIX y principios del XX cuando los paĆ­ses iberoamericanos sufrĆ­an un neocolonialismo por parte de Inglaterra; para justificar la expansión estadounidense a los paĆ­ses latinoamericanos y caribeƱos  nacen algunas bases ideológicas y la primera de estas era “La Doctrina Monroe”.

Doctrina Monroe: Esta doctrina fue ideada por el polĆ­tico estadounidense James Monroe el 2 de diciembre de 1823 y trataba principalmente de una doctrina que expresa la excusa perfecta del por quĆ© los paĆ­ses latinoamericanos y caribeƱos deben comenzar a tener una mejor relación con los Estados Unidos y no con las potencias europeas. “El hemisferio americano y sus repĆŗblicas contra las monarquĆ­as europeas”. Para el momento en que se plantea esta doctrina por el polĆ­tico Monroe al congreso estadounidense los paĆ­ses latinoamericanos tenĆ­an una gran influencia de dependencia de las potencias europeas y asĆ­ mismo Estados Unidos buscaba ser el centro hegemónico de esta región.
   
   En el aƱo 1823 Estados Unidos no era ninguna potencia que hiciera frente a la armada britĆ”nica. Con la doctrina Monroe, los polĆ­ticos estadounidenses pretendĆ­an hacerles saber a las potencias europeas que no deberĆ­an tener ningĆŗn tipo de injerencia en los paĆ­ses americanos y que no debĆ­an colonizar ni aplicar sus polĆ­ticas imperiales sobre el continente americano. Este fundamento ideológico fue la base para que los Estados Unidos tomaran una polĆ­tica que era la misma que les pedĆ­a a los europeos que no aplicaran sobre los paĆ­ses latinoamericanos y caribeƱos.

Destino Manifiesto: Aquí se señala mÔs profundamente lo que los estadounidenses reclamaban como obligatorio y necesario para su propio desarrollo, la expansión. En el destino manifiesto se señala que los Estados Unidos estaban destinados por la providencia a ser la gran potencia imperial mundial, no se aplicaría el colonialismo como lo aplicaron los europeos siglos anteriores sino que se aplicaría con otro paradigma. Lo primero era la expansión al Oeste norteamericano, de la costa del AtlÔntico a la costa del Pacífico y adquirir el norte de México; incluso obtuvo Estados Unidos la mayor parte del territorio mexicano. Igualmente en el Destino Manifiesto se expresa que Estados Unidos debía ser la última potencia hegemónica así como sus imperios predecesores que la historia señalaba que se trasladaba de Este a Oeste comenzando con China, Persia, Grecia, Roma, el Sacro Imperio Romano GermÔnico, el Imperio de Napoleón, el Imperio britÔnico hasta llegar a los Estados Unidos.
   
   Gracias al Destino Manifiesto; los Estados Unidos comenzaron su proceso de expansión e imperialismo en los paĆ­ses latinoamericanos y caribeƱos. Esto consistĆ­a en la ocupación de territorios que no fueron ocupados por los primeros colonos britĆ”nicos o franceses; al occidente estadounidense. Era un territorio nuevo para explorar para los norteamericanos, una vez que se concreta el dominio de esas tierras, que se hace aĆŗn mĆ”s grande en extensión y económicamente la nación estadounidense, comienza asĆ­ pues, el dominio de otras naciones; de su patio trasero.

POLƍTICA APLICADA POR ESTADOS UNIDOS EN EL CARIBE ANTES DE LA CRISIS DE 1929
    En el aƱo 1898 los Estados Unidos deciden intervenir en la isla de Cuba para ayudar a la isla a conseguir su independencia de EspaƱa. Para dicho aƱo ya los estadounidenses estaban desarrollados económica y militarmente para expulsar a los espaƱoles de la isla cubana, USA siempre ha deseado tener a Cuba y al resto de paĆ­ses caribeƱos en su órbita de influencia, remontĆ”ndose al presidente John Quincy Adams en el aƱo 1823 cuando se refirió a Cuba como la isla que acabarĆ­a cayendo como una fruta madura.

    El senador Orville H. Platt quien era presidente de la comisión del senado estadounidense plantea la Enmienda Platt en el aƱo 1901, la isla de Cuba obviamente representaba un lugar estratĆ©gico al cual le convenĆ­a apoderarse Estados Unidos, mediante tratados de paz entre USA y EspaƱa se concedió la independencia de la isla del Reino EspaƱol pero se iba a establecer un gobierno cubano controlado por USA y se le iba a otorgar a los estadounidenses el territorio de GuantĆ”namo a cambio de 200 dólares anuales por lo que los estadounidenses rechazaron dicha medida ya que igualmente estos Ćŗltimos podĆ­an intervenir la isla las veces que sean necesarias para proteger los intereses norteamericanos; a USA le interesaba el territorio de GuantĆ”namo para establecer allĆ­ sus bases militares.

   Los estadounidenses decidieron establecer en Cuba un gobierno para proteger, salvaguardar a los ciudadanos y los intereses estadounidenses al igual de impedir cualquier injerencia europea; el gobierno debĆ­a ser de conveniencia norteamericana por el tiempo necesario hasta “instruir” al pueblo cubano hasta que se pueda autogobernar; asĆ­ lo consideraban los norteamericanos. El comercio entre ambos paĆ­ses favoreció altamente a los Estados Unidos, por lo que se considera que intervenir la isla de Cuba favoreció mucho a USA. En los próximos aƱos se observa claramente la importancia que tuvo la Enmienda Platt para la polĆ­tica intervencionista norteamericana en la isla de Cuba, de esta forma, como resultó propicio para USA establecer un Protectorado en Cuba le resultó igual o mĆ”s favorable lo que realizaron con Colombia y PanamĆ”, un caso tambiĆ©n de mucha pertinencia para comprender.

“El caso de PanamĆ”, y en cierto modo, tambiĆ©n el de Colombia, representa un ejemplo mĆ”s de la manera de actuar de los Estados Unidos en defensa de su posición hegemónica en el Hemisferio Occidental, en los campos polĆ­tico, económico y militar. En este caso, la intervención estadounidense se encuentra Ć­ntimamente relacionada con la apertura de un canal interoceĆ”nico en CentroamĆ©rica o, mejor dicho, con la importancia del istmo centroamericano para las comunicaciones interoceĆ”nicas.” (El Intervencionismo norteamericano en IberoamĆ©rica, pĆ”g. 418.).
    Para los Estados Unidos el control de los ocĆ©anos AtlĆ”ntico y PacĆ­fico era ya una prioridad para tener mayor control económico por lo que ambos ocĆ©anos representan como circuitos económicos, el poder polĆ­tico una vez que se apoderaron de las Filipinas arrebatĆ”ndosela tambiĆ©n a EspaƱa y en el Ć”mbito militar para el control de los paĆ­ses de su Ć”rea de influencia; asĆ­ que no sólo pretendĆ­an controlar el hemisferio occidental sino que veĆ­an incluso mĆ”s allĆ”, su otro interĆ©s era el control mundial. Los deseos estadounidenses de construir un canal por el istmo centroamericano no eran sólo por PanamĆ”, ya desde aƱos antes de abrir el canal de PanamĆ” se pensó en Nicaragua; para el aƱo 1879 el francĆ©s Fernando de Lesseps comenzó la construcción del canal en PanamĆ” en 1821 sin importar la soberanĆ­a de los colombianos en un primer momento; y luego de los panameƱos.

   Los franceses fracasaron en el intento; una de las causas fue, las enfermedades contagiadas por los constructores franceses que no estaban adaptados a esa condición. Los estadounidenses aprovecharon el fracaso francĆ©s y construyó el canal obteniendo una concesión del gobierno colombiano, se le cederĆ­a el control del canal a Estados Unidos por 99 aƱos y que debĆ­a cancelar la cantidad de 250.000 dólares anuales, el canal les servĆ­a para su polĆ­tica económica de puertas abiertas y para aplicar el libre comercio con paĆ­ses europeos y Japón para que el circuito de los dos ocĆ©anos sea beneficioso para USA. Luego de algunas intentonas separatistas por parte de panameƱos ayudados por estadounidenses se logra la separación de la Provincia de PanamĆ” de la RepĆŗblica de Colombia, haciendo de la primera finalmente una nueva repĆŗblica “libre” a las órdenes de lo que proponĆ­a el gobierno de Washington.

    El trato que tuvo Estados Unidos con los otros paĆ­ses centroamericanos y caribeƱos fue de un carĆ”cter mĆ”s militarista, mĆ”s opresivo, mĆ”s directo y mĆ”s intervencionista; una vez que USA se hace con las posesiones de la isla de Cuba y PanamĆ” con su importante canal toma mayor desarrollo militar y económico y la injerencia a los demĆ”s paĆ­ses iberoamericanos se hace mayor, si es necesario de forma militar, a partir de ese momento los estadounidenses aplican con mayor fuerza sus fundamentos ideológicos, la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto haciĆ©ndoles creer a los paĆ­ses latinoamericanos y caribeƱos que debĆ­an dejarse influenciar por ellos para poder alcanzar la civilización.

    Entre los paĆ­ses donde se produjo injerencia norteamericana estĆ”n RepĆŗblica Dominicana y HaitĆ­, paĆ­ses de la isla La EspaƱola. En el aƱo 1896 RepĆŗblica Dominicana trató de incorporarse voluntariamente a los Estados Unidos; cosa que le hizo valerse los estadounidenses para aprovecharse de esta repĆŗblica, los Estados Unidos controlaban los ingresos aduaneros de los dominicanos, igualmente todos los movimientos económicos produciendo un desarrollo desigual entre ambas naciones ya que USA se beneficiaba mĆ”s.

    La otra nación de La EspaƱola, HaitĆ­ experimentó un caso parecido al de los dominicanos cediĆ©ndole a USA el control fiscal y económico del paĆ­s, Estados Unidos igualmente tenĆ­an el control del 50% de la producción azucarera, de servicios de transporte y de los bancos haitianos. HaitĆ­ siempre fue un lugar estratĆ©gico y Estados Unidos no desperdició la oportunidad de poseer prĆ”cticamente la soberanĆ­a económica del paĆ­s. AsĆ­ pues, ambas naciones mencionadas se convirtieron en protectorados financieros de los Estados Unidos, Ć©ste Ćŗltimo tenĆ­a el control de las polĆ­ticas financieras de ambos paĆ­ses con la excusa norteamericana de ayudarlos a progresar y desarrollarse. Si vemos el resultado de tal promesa unas dĆ©cadas despuĆ©s; podemos evidenciar que se quedó en eso, mera promesa.

    Otros paĆ­ses que fueron intervenidos militarmente para salvaguardar los intereses norteamericanos fueron Nicaragua y MĆ©xico; el primero ocurre desde finales del siglo XIX cuando USA decide abrir en Nicaragua el canal que conectara el ocĆ©ano PacĆ­fico con el mar Caribe y el ocĆ©ano AtlĆ”ntico, a partir de dicho momento USA comienza a intervenir Nicaragua para hacerles ceder su territorio y dependencia financiera como ocurrió con RepĆŗblica Dominicana y HaitĆ­, respectivamente; en Nicaragua ya habĆ­a mucho capital norteamericano que fue invertido para las empresas de plĆ”tanos, las minas y el sector de los servicios, USA ataca militarmente Nicaragua para cuidar de su capital retenido en el paĆ­s centroamericano y para cuidar igualmente una minorĆ­a que estaba a favor de la ocupación de USA en el paĆ­s.

    MĆ©xico fue otro caso que explica la polĆ­tica de injerencia norteamericana, el paĆ­s fue intervenido por USA ya que Ć©ste protegĆ­a sus intereses particulares, el sector de la construcción de ferrocarriles, el sector financiero y un importante porcentaje del sector minero mexicano estaba bajo las conveniencias americanas, por ende USA necesitaba proteger su capital en MĆ©xico que estaba en peligro por la revolución (1910) que vivĆ­a el paĆ­s mesoamericano, uno de los primeros ataques a la nación mexicana fue en el aƱo 1914 cuando los mexicanos apresan a dos marines provenientes del buque de guerra Dolphin; los estadounidenses aprovecharon la ocasión para atacar la ciudad de Veracruz y hacerse con la misma por algunos aƱos.
   
   MĆ©xico fue atacado posteriormente por razones que los norteamericanos seƱalaban de excusa como la defensa de los ciudadanos norteamericanos en MĆ©xico y el cuidar los ciudadanos estadounidenses era de vital importancia para el gobierno de Washington, una vez mĆ”s se demuestra el carĆ”cter polĆ­tico y militar de Estados Unidos con los paĆ­ses iberoamericanos antes de la crisis ocurrida en el aƱo 1929, cuidando sus zonas de influencia, sus posesiones y sus protectorados aplicaba USA medidas económicas que perjudicaban a los paĆ­ses latinos y si era necesario intervenĆ­a con las armas a las naciones del hemisferio occidental. Aplicaba el garrote a lo “Teddy” Roosevelt. Pero sobre esto, recordemos lo que el cĆ©lebre uruguayo Eduardo Galeano nos hacĆ­a reflexionar por allĆ” en 1991, comparando la situación entre MĆ©xico y Estados Unidos, explicando lo siguiente: "imaginemos que los marines de MĆ©xico invaden Los Angeles, para proteger a los mexicanos amenazados por los recientes disturbios - se pregunta el uruguayo - ¿Bueno o malo?". 

   Ahora veamos el caso venezolano. Desde finales del Siglo XIX, en pleno conflicto anglo-venezolano por la disputa del Esequibo. Problema que tenĆ­a Venezuela desde que comenzó a ser RepĆŗblica, pero que se habĆ­a intensificado cuando los britĆ”nicos dejaron de reconocer a Venezuela como propietario de gran parte del territorio, fue cuando los Estados Unidos aplican la Doctrina Monroe con fines expansionistas intentando alejar a los britĆ”nicos y europeos en general de AmĆ©rica, se genera entonces la primera "ayuda" norteamericana para un conflicto entre un europeo con Venezuela. Como en toda "ayuda" norteamericana para con los latinoamericanos, no fue exitosa. Hoy dĆ­a es evidente que el conflicto venezolano por el Esequibo sigue vigente y es ahora Estados Unidos el que apoya la causa contraria a la venezolana. Pero, durante el gobierno de Cipriano Castro, con el conflicto del bloqueo a nuestras costas en diciembre de 1902 se evidencia la injerencia gringa en Venezuela

   Fueron las potencias imperiales Gran BretaƱa, Alemania, Italia, el Reino de los PaĆ­ses Bajos; quienes, con sus buques de guerra bloquearon las costas varguenses el 9 de diciembre de 1902, significando una agresión al suelo patrio. Estados Unidos aplica una vez mĆ”s la Doctrina Monroe para su conveniencia, a comienzos del aƱo 1903 gracias al Tratado de Washington se logra resolver el conflicto venezolano con los europeos. Pero le costó caro al presidente Castro y a toda la nación. A partir de entonces, Estados Unidos interviene económica y diplomĆ”ticamente al paĆ­s como si fuese uno de sus protectorados. Ahora eran los Estados Unidos quienes se hacĆ­an cargo de algunas empresas con capital de origen germano y britĆ”nico. Con el apoyo de USA es que se concreta la traición a Castro y colocan a su tĆ­tere Juan Vicente Gómez para salvaguardar sus intereses como imperio naciente. 

POLƍTICA DE ESTADOS UNIDOS EN AMƉRICA LATINA DESPUƉS DE LA CRISIS DEL AƑO 1929

    Luego de sufrir la I Guerra Mundial (1914 – 1918), que por cierto las bajas fueron menores a diferencia de los paĆ­ses europeos y que el gasto militar y económico, en general fue mucho menor igualmente; los Estados Unidos experimentaron una Ć©poca memorable para su historia, los “Felices aƱos 20´s” que trajo desarrollo y abundancia al pueblo norteamericano. DespuĆ©s de ostentar todos los lujos, la nación estadounidense sufrió la crisis o recesión del aƱo 1929 que es considerada como una de sus peores crisis jamĆ”s vividas. AsĆ­ pues, los Estados Unidos comienzan a aplicar otras medidas de injerencia a los estados iberoamericanos a partir del aƱo 1930 en adelante.

   La polĆ­tica de buena vecindad era necesaria para USA ya que no podĆ­an seguir aplicando su intervencionismo con la barbarie con la que lo hacĆ­an, igualmente en el aƱo 1933 el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt cuando toma el poder habla con respecto a la polĆ­tica de injerencia norteamericana en los paĆ­ses iberoamericanos y expresó que, no era necesario ni lo mejor para ningĆŗn paĆ­s del hemisferio occidental intervenir militarmente los asuntos internos de cada nacioe manifestaba que la doctrina no era en contra de los paĆ­ses iberoamericanos sino que era dirigida a las potencias europeas; con esta polĆ­tica de buena vecindad el presidente Roosevelt manifestaba su deseo de ser un buen vecino para los paĆ­ses iberoamericanos, con la ayuda, el panamericanismo y la colaboración; USA les hacĆ­a creer a los paĆ­ses latinoamericanos y caribeƱos que deseaban cambiar sus polĆ­ticas intervencionistas, prĆ”cticamente pregonaban un “borrón y cuenta nueva” a las acciones de ataque militar e intervención llevado a cabo por USA.   A los Estados Unidos no le quedaba otra alternativa que aplicar la polĆ­tica de buena vecindad ya que habĆ­an sufrido la crisis del aƱo 1929 e igualmente existĆ­a un descontento interno en Estados Unidos que repudiaba la polĆ­tica intervencionista. 

   Luego de la I Guerra Mundial y de la crisis de 1929  Estados Unidos tuvo que recurrir al libre comercio entre los paĆ­ses americanos. Al igual que la polĆ­tica de la buena vecindad los Estados Unidos aplicaron otro tipo de polĆ­ticas de  sĆ­ lo hicieron creer.“En 1933, los Estados Unidos reconocieron, por fin, los principios de igualdad entre Estados, de integridad territorial y de no intervención en los asuntos, tanto externos como lo venĆ­an haciendo los norteamericanos, el memorĆ”ndum sobre la Doctrina Monroe. Rechazaron, asimismo, el uso de la fuerza en las relaciones internacionales. Las consecuencias de este cambio de actitud se pusieron de manifiesto durante los aƱos siguientes. En el verano de 1934, los Estados Unidos pusieron fin a la ocupación militar en HaitĆ­, si bien no abandonaron el control de las finanzas de dicho estado. La enmienda Platt, que habĆ­a limitado la soberanĆ­a de Cuba, fue abolida el 29 de mayo de 1934, firmĆ”ndose un nuevo acuerdo comercial con dicho paĆ­s en tĆ©rminos de igualdad.” (El Intervencionismo norteamericano en IberoamĆ©rica, pĆ”g. 442.).

    USA comenzó a aplicar otras medidas de tipo polĆ­tico, económico y militar en los paĆ­ses del hemisferio occidental, al igual que los casos de HaitĆ­ y Cuba, Estados Unidos comenzó una polĆ­tica de igualdad con los estados latinoamericanos y caribeƱos; todo esto, por la polĆ­tica de su mandatario F.D. Roosevelt que no veĆ­a como necesaria la injerencia militar en IberoamĆ©rica. USA ayudó polĆ­tica y económicamente a los paĆ­ses iberoamericanos por lo que pregonaba su presidente Roosevelt, obviamente a USA le convenĆ­a en su momento ayudar bajo la polĆ­tica de buena vecindad a los paĆ­ses americanos pero lo hacĆ­an igualmente bajo un fin; pero, ¿Por quĆ© este cambio de actitud por parte de los estadounidenses con sus vecinos iberoamericanos? En parte todo tiene que ver con el contexto, la Estados Unidos de Wilson, Theodore Roosevelt entre otros mandatarios antes de la crisis de 1929 era un paĆ­s que necesitaba aplicar las medidas de injerencia en su momento, asĆ­ sea de forma militar valiĆ©ndose de sus fundamentos ideológicos, aunque sin el ataque militar sobre Nicaragua y MĆ©xico jamĆ”s fuese podido ocupar estos paĆ­ses como lo hizo.

   La Estados Unidos de Franklin Roosevelt pasaba por un momento muy distinto, de crisis económica pero Ć©ste entendió que las intervenciones ya estaban hechas y que Estados Unidos no perderĆ­a su influencia sobre los paĆ­ses americanos. No se justifica los actos realizados por USA desde finales del siglo XIX, pero sin dichas injerencias cometidas jamĆ”s fuesen logrado el desarrollo que pregonan hoy dĆ­a. 
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"Jovencito, jovencito,
tu brazo es muy corto
para boxear con dios"
James Weldon Johnson


(La Ćŗltima cena, Salvador DalĆ­. 1955)

   Adonay, Padre Abraham, Quetzalcóatl, Zeus, VisnĆŗ, YahvĆ©, AlĆ”, JehovĆ”-Shalom, Maradona. LlĆ”menlo como quieran, dios es dios para todos y cada uno de los seres humanos que creen; y para los que no creemos en Ć©l tambiĆ©n. Ahora, para los que no creemos en ningĆŗn dios, tenemos el fuerte dilema de que en nuestra vida social, en nuestro quehacer nos encontramos con todo tipo de dioses del mundo cuando hablamos con un creyente; al que en ese creyente ademĆ”s de vivir la idea de dios, estĆ” vivo dios en esa persona. A lo que me refiero es, que dios estĆ” presente en nuestro lĆ©xico, en nuestro idioma, en cada palabra, en cada oración que decimos casi siempre lo nombramos y la mayorĆ­a de las veces pasa esto hasta en un ateo que reniega totalmente en la existencia de dios.       

 

   Lo que aspiro es dar a conocer mi idea y el exponerla es algo que me apasiona y motiva para seguirlo realizando en un futuro; sabiendo de antemano mi condición de ateo, asĆ­ y todo; me atrevo a escribir sobre dios porque considero esto un tema macro en los estudios sociales a travĆ©s de la historia. Parece pues, ser dios el origen; como tema, de las ciencias (la mayorĆ­a de Ć©stas).

 

   Dios, o lo que queremos que sea; es una idea de lo que muchas personas quieren que sea su dios independientemente de las descripciones espirituales que se le den a dicho “ser” divino desde las mĆŗltiples religiones o sectas en el mundo que crean en un ente superior a otros similares o a toda cosa con vida. Ya sobre esto se ha hablado, analizado y estudiado mucho; los filósofos se han enfocado en este tema desde el inicio mismo de la filosofĆ­a, incluso desde las primeras tĆ©cnicas en las ciencias sociales y exactas. Entonces, no pretendo redundar en este tema tan abordado por personas con mucho mayor conocimiento metodológico que yo.

 

   La filosofĆ­a (sobre todo la helenista) postulaba su propio sistema de pensamiento y creencia, segĆŗn cada filósofo, apartando a dios de su sistema de pensamiento o incluyĆ©ndolo en su sistema de pensamiento; pero bĆ”sicamente, al cuestionar o afirmar la existencia de dios, se colocaba a Ć©ste como el eje del pensamiento. Como ese principio; por cierto, de la filosofĆ­a del antiguo mundo griego que manifiesta “en toda negación, hay algo de afirmación”, lo que quiero decir es que partĆ­an de la figura de un dios, para luego negar su existencia, pero al partir de Ć©l, lo estĆ”n afirmando asĆ­ se concluya con que Ć©l, o sea dios, exista o no. Las ciencias partĆ­an de “llevarle la contraria a dios” al demostrar con hechos los fenómenos que eran atribuidos a la divinidad de un dios o de varios dioses; ademĆ”s de llevarle la contraria a dios, las ciencias tambiĆ©n buscaban probar la existencia o la no existencia de dios. AsĆ­ que no renegaba del todo de dios.

 

   Una vez escuchĆ© a un pana afirmar lo siguiente: “Yo no tengo que ir a ninguna iglesia, cada persona es una iglesia, ¿o no es la iglesia la casa de dios?”. Ese comentario con interrogante incluida me hizo reflexionar mucho; despuĆ©s de todo, tiene razón, “la iglesia es la casa  de dios”; y si permites que dios acceda a ti por medio de la oración y la fe entonces lo estĆ”s hospedando en tu morada (cuerpo) entonces tĆŗ eres una iglesia. El pana al que hago mención es creyente mĆ”s no católico, y los católicos tienen dicho principio de la morada de cada persona como una iglesia. Esto es un poco lo que quisiera tratar; y exponer con este artĆ­culo-opinión, que cada quien crea o invente un dios, creer en Ć©l (o en ella), que le llame como desea y le solicita como desee y cuando desee. Entonces, dios es lo que queremos que sea. Por ejemplo; para mĆ­, dios NO es, porque NO existe, pero para millones de personas sĆ­. ¿QuiĆ©n tiene la razón…?

 

    Hay que ser bastante osado en la vida para atreverse a escribir todas las consideraciones en torno a lo que representa dios, pues me tomo el atrevimiento de hacerlo y disfrutĆ”ndolo y mucho. Este tema, que ya es muy analizado, escrito, refutado por personas con una categorĆ­a intelectual muy elevada. Desde mis escasos conocimientos de Historia y FilosofĆ­a, asĆ­ como la pasión por la escritura de opinión, todo resulta el hecho de cuestionar a dios como figura emblemĆ”tica de las religiones y de pensamientos en el mundo a travĆ©s del tiempo histórico. ¿Es dios lo que queremos que Ć©l sea, o somos nosotros lo que Ć©l quiere que seamos?

 

   Las ideas de la vida despuĆ©s de la muerte, la resurrección, la muerte misma, el origen de la vida y el de las especies con vida en el planeta, de las normas o mandamientos morales como si se tratasen de Contratos sociales, del pecado, del castigo, del perdón, de la redención, del fĆŗtbol y Maradona. Todas son ideas que derivan de la idea madre que serĆ­a DIOS. Como suelen decir, recordemos; los testamentos judeocristianos los escribieron varias personas. “Las personas son inmortales porque se les recuerda”. Pero si un dĆ­a la humanidad dejara de recordar o de pensar en dios para pedirle perdón o un favor, o dares las gracias; en se momento dejarĆ­a de existir dios, en tanto se le deje de recordar o se piense de Ć©l; pero, eso no parece pasar nunca. Pareciera que las calamidades que siempre han existido y seguirĆ”n existiendo en el mundo son obras de dios para que precisamente se le recurra a Ć©l; por necesidad misma.  

 

   Lo que dijo alguna vez Douglas Adams (escritor britĆ”nico del siglo pasado) tiene mucha relevancia, es interesante y digno de anĆ”lisis; fue lo siguiente: “Dios ha sido durante mucho tiempo la mejor explicación disponible, pero ahora las tenemos mucho mejores. Dios no explica nada en absoluto, al contrario, se ha convertido en algo que necesita una cantidad insalvable de explicaciones”.

 

   “Dios nos ama a cada uno de nosotros como si solo existiera uno de nosotros”; Ć©sta frase se le atribuye al argelino de los siglos IV y V, San AgustĆ­n de Hipona. De allĆ­ suele partir la idea de la omnipresencia de dios, ¿es dios (o un dios) lo suficientemente omnipresente y omnipotente, asĆ­ como lleno de amor como para amar a cada una de sus "creaciones", es ese amor absolutamente incondicional? Maradona, no ama y ni conoce a muchos de los que creen en Ć©l como un "D10S". Como expuse previamente, ¿se puede criticar a alguien que sabe de la existencia de Diego Maradona, porque lo ha visto o tocado? Lo que le falta a Maradona para ser un dios divino es la inmortalidad, pero si Maradona siempre serĆ” recordado entonces nunca morirĆ”... No debemos olvidar que existe una "iglesia", un "templo" de la religión "Maradoniana" en NĆ”poles (Italia) y hasta quizĆ”s existan otras en alguna otra parte del mundo. ¿Eso lo coloca a Maradona en el mismo escalón de superioridad en el cual gozaron divinidades como Zeus, OdĆ­n o VisnĆŗ? 

  

    Al agnóstico le pasa como dirĆ­a Gabriel GarcĆ­a MĆ”rquez; “Me desconcierta tanto pensar que dios existe, como que no existe”. Y es que, a todo ateo – al creyente; en algĆŗn momento, tambiĆ©n - le pasa algo similar en ese trĆ”nsito que lo va definiendo como un no-creyente. Crean que no es fĆ”cil dejar de creer en algo que; a diferencia de lo que dicen los cristianos, no es del todo amor. MĆ”s bien, es un dios que castiga al que obra mal pero mĆ”s aĆŗn al que no crea en Ć©l;  siendo nosotros criados en la tradición pseudo-cristiana donde dios mĆ”s que ser un ente de amor y compasión es todo lo contrario, llegando a un punto del que hasta le tememos. Los mismos cristianos han tenido que lidiar con esta realidad; al menos que sean una de las autoridades religiosas; que, por supuesto, deben ser sólo del sexo masculino. Pero en eso, por ser ateo, prefiero no meterme.

 

   A dios suelen buscarlo sólo en momentos cuando las cosas van mal, lo buscan para pedirle perdón o un favor; y eso no estĆ” mal, que se le busque en esos momentos, aunque sabemos que existen muchos creyentes que tambiĆ©n suelen buscar a dios cuando las cosas van bien y lo hacen por poseer una enorme fe o por su tradición religiosa particular; muchas veces Ć©stos lo buscan para agradecerle o simplemente para “hablar con el omnipresente”. El filósofo alemĆ”n Friedrich Nietzsche cuando (a punta de martillazos) afirmaba que “Dios ha muerto”; realmente se referĆ­a a que, el hombre (y mujer) al buscar eterna y constantemente a dios, en su afĆ”n de encontrarlo y entenderlo o alcanzarlo se da cuenta que dios no existe, no estĆ”, es un invento humano y que al ser alcanzado pierde su divinidad; su esencia, de hecho. AsĆ­ entonces, deja de existir, pero muere lo que alguna vez tuvo vida, ¿o no?

 

    El omnipotente que no pudo detener guerras, que no pudo detener enfermedades, que no puede detener injusticias, que no pudo evitar que se coma del fruto prohibido; ese omnipotente es el que nos cuida, quiere y ama. Disculpen mi ateĆ­smo tan evidente; pero es como que le  pidas a un marxista que no analice procesos históricos del Siglo XX sin que ese marxista no involucre el impacto de la Revolución Bolchevique de 1917; es imposible que ese marxista obvie eso. DespuĆ©s de todo, dios es lo que queremos que sea  ya que un judĆ­o le llama de una forma pero tambiĆ©n le atribuye hechos históricos o como el musulmĆ”n, ademĆ”s de llamar a dios de otra forma le coloca tambiĆ©n otros tipos de milagros… ¿Cómo serĆ­a la versión islĆ”mica de Las Cruzadas, se la han imaginado siquiera?

 

    PrometĆ­ en esta publicación no meterme en asuntos de las distintas religiones del mundo, sólo en la entidad suprema de esas religiones monoteĆ­stas, o sea, dios. Ya que  Adonay, Padre Abraham, AlĆ”, Quetzalcóatl y Maradona sirven a sus creyentes como un refugio, una necesidad de bĆŗsqueda y no de respuestas, sino de comprensión y salidas a momentos difĆ­ciles; los animales, que no cuentan con conciencia y que su deseo es el deseo por los alimentos y supervivencia no tienen necesidad de creer en ningĆŗn ser superior porque lo ven (el hombre; y la mujer tambiĆ©n) y los padecen; mĆ”s allĆ” de que ellos, los animales no poseen conciencia. Pero los seres humanos que sĆ­ poseen conciencia y que ademĆ”s estĆ”n conscientes de poseerla siguen creyendo por necesidad, por fe, por salida, por costumbre, por Ć©tica, por crianza o por constructo social en uno o varios dioses.

 

   En la historiografĆ­a cuasi oficial del mundo se conoce al pueblo semita, judĆ­o como el primero en creer en un solo dios; previo a ellos y posterior a ellos han existido cientos de civilizaciones en el mundo politeĆ­stas; pero muy probablemente existan otras culturas monoteĆ­stas previo a los judĆ­os, eso no los hace ser mejores o peores (por si acaso). De hecho, los antiguos griegos fueron mĆ”s sistemĆ”ticos que los judeo-cristianos al crear un sistema mĆ”s complejo de las deidades y del origen de las mismas. En otras palabras, se inventaron el cuento completo.

 

   El matemĆ”tico y filósofo idealista francĆ©s Rene Descartes proponĆ­a la posibilidad innegable de la existencia de dios a partir de su creencia; desde la figura metafórica del Genio maligno el filósofo Descartes cuestionaba que el mundo exterior, el que se observa y percibe es una invención y que asĆ­ como es la realidad que se observa, puede tambiĆ©n ser falso; que quizĆ”s podrĆ­a ser una especie de constructo ideal, como un sueƱo, y que habĆ­a un genio maligno para hacernos creer en ello, luego Descartes recurrĆ­a a las matemĆ”ticas y la lógica numĆ©rica para explicar o la realidad que va mĆ”s allĆ” de la que concibe, pero asĆ­ y todo pudiera no ser eso la realidad; por Ćŗltimo, debĆ­a ser un dios, Dios, especĆ­ficamente que ha creado toda la realidad que se percibe y se puede observar, lo consideraba Descartes una invención perfecta y que eso sólo pudo venir del poder y voluntad de Dios, de nadie mĆ”s. Por suerte soy materialista histórico. Como manifestĆ© previamente, es dios el origen o inicio de la discusión que enciende la chispa de la duda filosófica, lo que quiero decir es; que dios es el origen mismo de la filosofĆ­a ya que los primeros intentos de filosofar se dan por cuestionar las creencias preexistentes en el mundo, pero mĆ”s a dios particularmente. En este orden de ideas; ¿Si el hombre no fuese creado a dios, existirĆ­a entonces la filosofĆ­a?

 


    Recuerden NO matar, NO robar y cumplir con otros de los 10 Mandamientos y la humanidad serĆ” mejor; de eso no tengo ninguna duda. Amen a sus prójimos (próximos) como asĆ­ mismos y verĆ”n que la humanidad mejorarĆ” mucho, no hace falta ser creyente para cumplir los mandamientos que despuĆ©s de todo, estĆ”n cargados de una Ć©tica social necesaria para la convivencia justa entre los que hacemos vida en este planeta. Entonces (si dios quiere) al cumplirse esos mandamientos y otros dogmas de las religiones del mundo, seguramente veremos resultados en la humanidad que serĆ”n positivos. Dios es lo que queremos que sea y no al revĆ©s.  

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"El historiador se halla en la imposibilidad absoluta
de comprobar por sĆ­ mismo los hechos que estudia.
NingĆŗn egiptólogo ha visto a RamsĆ©s. 
NingĆŗn especialista en las guerras napoleónicas 
ha oído el cañón de Austerlitz"
Marc Bloch 

(El hombre controlador del universo, Diego Rivera. 1934) 
  
 Para los estudiosos de las ciencias sociales el definir a las ciencias que involucran dicha Ć”rea de las ciencias es un problema comĆŗn; a diferencia de las ciencias naturales, las ciencias sociales o ciencias humanas involucran una serie de concepciones que varĆ­an segĆŗn el autor e incluso del momento. La palabra Historia ha tenido infinidades de definiciones; quizĆ”s la mĆ”s próxima o la que mejor se ajusta serĆ­a: “La ciencia de los hombres en el tiempo”. Dicha definición nos la enseñó el historiador francĆ©s Marc Bloch en el siglo pasado. El mismĆ­simo Bloch nos proporciona un amplio abanico de definiciones aceptadas sobre Historia y nos muestra algunas particularidades de lo que debe estudiar la Historia y el para quĆ©.

   Entonces, Historia de la humanidad; es redundante. Se sabe entonces que existe una historia geológica, una historia del cosmos, pero Historia es solamente la historia de los hombres en el tiempo; se sobreentiende que Historia es justamente de la humanidad, del hombre y de la mujer en su participación en un tiempo y espacio determinado.

  Al hablar de Tiempo se debe agregar que se trata de un tiempo histórico, de una forma de percibir el pasado e incluso el presente; asimismo la historia no debe ser un estudio exclusivo del pasado, de lo acontecido sino que debe ser tambiĆ©n una comprensión de los hechos ocurridos en tiempo presente. “Los hombres en el tiempo”; de este modo la palabra hombres queda expuesta en plural, o sea, lo colectivo. De este modo antes expuesto es como los historiadores de la escuela de los Annales han mostrado a la historia y su objeto de estudio haciendo un cambio paradigmĆ”tico y revolucionario en el momento en que se hace la propuesta por Marc Bloch y Luicen Febvre; incluso aƱos posteriores a 1929 se hacen muchas otras propuestas por otros autores sobre lo que es Historia. Se dice -y con razón- que "la historia la escriben los vencedores"; pero, ¿quiĆ©n conoce la versión vietnamita de su guerra?

   A finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX el historiador alemĆ”n Bernheim definĆ­a a la historia de las siguientes formas; “Historia es la ciencia de la evolución del hombre considerado como ser social”, la otra definición que Ć©l mismo da sobre historia aƱos despuĆ©s es la siguiente: “Ciencia histórica es aquella que investiga en su conexión causal los hechos de la evolución del hombre en sus manifestaciones (lo mismo las singulares que las tĆ­picas y colectivas) como ser social”. SegĆŗn lo que planteaba Bernheim no es tan descabellado pensar que tales conceptos son totalmente aceptados y para el contexto en el cual el autor los escribió; parece ser incluso adelantados ambos para la Ć©poca en la que los planteó. Le da Bernheim el carĆ”cter de ciencia a la historia y aclarando de forma contundente en ambas definiciones el objeto de estudio de la historia y expone lo de causal como lo pertinente ademĆ”s del hombre en colectivo, en sociedad.

   Por otro lado Bauer definĆ­a a Historia de tal manera: “Historia es la ciencia que intenta describir y explicar, volviendo a vivirlos, los fenómenos de la vida en aquello en que se trata de los cambios que las relaciones de los hombres con las diversas colectividades sociales llevan consigo, seleccionĆ”ndolos desde el punto de vista de su influencia sobre los tiempos posteriores o con respecto a sus cualidades tĆ­picas y concentrando la atención, fundamentalmente, en aquellos cambios que no pueden volver a repetirse en el tiempo ni en el espacio”. SegĆŗn lo planteado por Bauer, lo que llama mucho la atención es lo Ćŗltimo de su definición de historia; ya que las primeras lĆ­neas es muy similar a lo planteado por Bernheim; es asĆ­ pues, cuando se refiere a que la historia no tendrĆ” jamĆ”s hechos similares en distintos tiempos y espacios; el rol del historiador como investigador cientĆ­fico estĆ” consciente de ello por eso mismo se estudian hechos acaecidos con objetividad pero no se puede repetir hechos relevantes tal cual cómo sucedieron anteriormente; el francĆ©s March Bloch nos enseƱaba eso en su cĆ©lebre libro “ApologĆ­a de la Historia o el oficio del historiador”.

   Gracias a la Escuela de Annales donde los principales historiadores planteaban categorĆ­as nuevas en cuanto al estudio de historia; como por ejemplo; tiempo, hombre, historiador, presente, pasado. Asimismo, Annales cambia cualquier discurso de lo que se refiere al tĆ©rmino de historia haciĆ©ndolo de un modo mĆ”s complejo dĆ”ndole a la historia mayores argumentos en su objeto de estudio y al historiador mismo en su oficio de investigar y enseƱar historia. Lo que tienen en comĆŗn Bernheim y Bauer es que ninguno niega el hecho de que la historia sea una ciencia (discusión que se genera a menudo), tambiĆ©n ambos historiadores afirman la importancia del estudio de la historia y aclaran que se enfoca en lo social, en el hombre en colectivo y los hechos o fenómenos que ocurran en el tiempo. La historiografĆ­a planteada por los "Annalistes" tiene tambiĆ©n que ver con las definiciones de Bauer y Bernheim; ya que la historia debe tener sus mĆ©todos para estudiarla como cualquier otra ciencia social y que aporta explicaciones para comprender los hechos actuales asĆ­ como los del pasado.

   En estos Ćŗltimos decenios han surgido ahora, sobretodo en MĆ©xico y otras partes de LatinoamĆ©rica un nuevo abordaje de la Historia, se les conoce como "Microhistoria" o "Historia local". Parece que asĆ­ surgen otras reflexiones, en todo caso, parece mucho mĆ”s conveniente llamarle Historia local y no Microhistoria; justo por aquello del prefijo Micro, le da como un carĆ”cter de reducción o de diminutivo al estudio de la historia, ya que su abordaje es el de las localidades, se refiere pues; a la escala geogrĆ”fica de lo local, por eso (como se explicó anteriormente en este pĆ”rrafo) que es mĆ”s conveniente y pertinente llamarle Historia local, asĆ­ se comprende de antemano que su objeto de estudio sigue siendo las relaciones sociales en el tiempo presente y pasado pero sólo a la escala geogrĆ”fica local y no nacional que es la que mĆ”s suele leerse y escribirse.

    Ya sea Historia Local, Historial Regional o Microhistoria; la escala espacial es la que determina e estudio a abordar dependiendo de los hechos acaecidos en un momento especĆ­fico. Lo que se pretende es aclarar que si bien se estĆ” de acuerdo con los planteamientos realizados por historiadores como Luis GonzĆ”lez y GonzĆ”lez, ArĆ­stides Medina Rubio, Ramón A. Tovar, entre otros; cuando Ć©stos hacen Ć©nfasis en la necesidad de hacer y de ejercer (en teorĆ­a y praxis) un Historia que nos remonte con lo mĆ”s próximo y cercano a nuestra identidad y que al sustituir a la Historia Patria por la Microhistoria no se estĆ” dejando al costado la identidad nacional; mĆ”s bien, conociendo la Historia de nuestras calles, de nuestro barrio, de nuestra comunidad, de nuestros vecinos, de nuestra Región Histórica o Región socio-económica; estamos pues, conociendo y haciendo nuestra Historia Patria, la de la nación. En definitiva, es ir de lo micro a lo macro, de lo conocido a lo desconocido (en ese orden) como plantearĆ­a la GeografĆ­a de la escuela de Paul Vidal de La Blache y la Geohistoria.

   Pero revisando lo que el historiador ArĆ­stides Medina Rubio (Experto en esta materia de la Microhistoria o Historia local) considera al respecto:  "...Braudel decĆ­a que no existe una historia ni un oficio de historiador, que sĆ­ historia y oficios. Por ello no extraƱa que sean igualmente vĆ”lidas una historia de los hombres en el contexto universal, como una historia de los hombres en contextos nacionales concretos y aun en espacio y tiempo menores que las naciones. Es asĆ­ legĆ­timo entonces tambiĆ©n acercarse al pasado de las gentes cuya existencia nace, vive y muere en pequeƱas localidades. Es aquĆ­ donde se inscribe la llamada historia parroquial o microhistoria, que se detiene en los pequeƱos espacios, que se interesa en descubrir y explicar las dinĆ”micas de las microsociedades. En posición a la historia de las naciones, que corrientemente se le denomina historia (de la) patria". 
 
   El historiador oriundo de Puerto Cabello, ArĆ­stides Medina Rubio nos hace reflexionar sobre la importancia que tiene hoy dĆ­a el abordaje de una Historia necesaria ante los problemas sociales actuales y e historiografĆ­a en el contexto presente; argumentaba lo siguiente: "Nadie que se precie de historiador , no importa si se escuda detrĆ”s de la autoridad que le pueda conferir una leĆ­da columna periodĆ­stica o una posición de poder, puede pretender ignorar -o peor, ignorar de verdad-  que el ordenamiento polĆ­tico y social, los sistemas de producción, los problemas de intercambio, las particularidades locales y regionales, el desarrollo ulterior de la sociedad, la cultura y en fin todo lo inherente al hombre, en el pasado y en el presente que de inmediato serĆ” pasado, es competencia de la historia. Por eso, no se puede sospechar de ningĆŗn historiador que quiera escrudiƱar el pasado inmediato, porque a los demĆ”s historiadores siempre les interesó el pasado remoto, no se puede descalificar al historiador que quiere acercarse a los fenómenos de su localidad y de su región, porque haya muchos historiadores que les interesa mĆ”s estudiar repĆŗblicas que sólo existen a medias, o estudiar las metrópolis colonizadoras o las culturas de lejanas latitudes; no se puede dudar del historiador que prefiere concentrar su esfuerzo en los mecanismos  con los que la naturaleza y los hombres determinan la producción y el consumo, en el pasado y en el presente inmediato".

  Considerando lo anteriormente expuesto, no cabe duda de que Medina Rubio nos dio razones de sobra para creer que sĆ­ existe una Microhistoria; que es preciso su abordaje y que la historiografĆ­a oficial vaya en la misma dirección que esta forma de escribirla, de ese modo, se comprende mejor lo local, lo comunitario, lo parroquial; despuĆ©s de todo, es eso lo que nos da la identidad y nos ayuda a conocernos mejor en tiempo presente. Pero, igualmente, ¿no serĆ­a mejor llamarla solamente Historia local?

    Nos hace reflexionar que, al igual que Marc Bloch y su definición de Historia se asemeja un poco a lo planteado por Bernheim y Bauer; la reflexión se genera por el hecho de que se ha pensado que los aportes realizados por Bloch fueron novedosos para su Ć©poca (de hecho es asĆ­) cuando ya Bernheim a finales del Siglo XIX daba importantes avances sobre la definición de historia, siendo Ć©ste un gran aporte varios decenios antes de que Bloch nos maravillase con su libro “ApologĆ­a de la Historia o el oficio del historiador”. Libro que cualquier estudiante o amante de la Historia debe leer para aprender y aprehender cuestiones del uso de la historia como ciencia social, pero para hacerla suya, para hacer de la historia el elemento para conocer mejor su cotidianidad; de este modo, el lector se va a maravillar con el discurso que el historiador francĆ©s manifestaba en este libro. Es uno de esos materiales bibliogrĆ”ficos de obligatoria revisión.

   Teniendo todo lo antes expuesto; de igual manera pertinencia, me atrevo a publicar por acĆ” uno de los escritos que mĆ”s me apasionan y me han hecho reflexionar por su breve pero acertado contenido. No es otro que; Preguntas de un obrero que lee, por el escritor alemĆ”n Bertolt Brecht.
"¿QuiĆ©n construyó Tebas, la de las siete Puertas?
En los libros aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿QuiĆ©n la volvió siempre a construir? ¿En quĆ© casas
de la dorada Lima vivĆ­an los constructores?
¿A dónde fueron los albaƱiles la noche en que fue terminada
la Muralla China? La gran Roma
estĆ” llena de arcos de triunfo. ¿QuiĆ©n los erigió?
¿Sobre quiĆ©nes triunfaron los CĆ©sares?
¿Es que Bizancio, la tan cantada,
sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la
legendaria AtlƔntida,
la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundĆ­an,
gritaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Ć‰l solo?
César derrotó a los galos.
¿No llevaba siquiera cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota
Fue hundida. ¿No lloró nadie mĆ”s?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años
¿QuiĆ©n venció ademĆ”s de Ć©l?
Cada pƔgina una victoria.
¿QuiĆ©n cocinó el banquete de la victoria?
Cada diez aƱos un gran hombre.
¿QuiĆ©n pagó los gastos?
Tantas historias.
Tantas preguntas."


(ApologĆ­a de la Historia o el oficio del historiador, Marc Bloch)

REFERENCIAS

- ApologĆ­a de la Historia o el oficio del historiador. Marc Bloch

- Historia Regional y Local. ArĆ­stides Medina Rubio

- Vigencia del estudio histórico regional. Ramón A. Tovar

- Para una teorĆ­a de la Microhistoria. Luis GonzĆ”lez y GonzĆ”lez 

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"!Los tres mƔs grandes majaderos
de la historia hemos sido Jesucristo, 
Don Quijote... y yo!"
Simón BolĆ­var 



(Portada de Luis PerĆŗ de Lacroix, Diario de Bucaramanga)

    DespuĆ©s de perder la primera y la segunda repĆŗblica en Venezuela, el libertador Simón BolĆ­var parte desde Nueva Granada a la isla de Jamaica, en Mayo de 1815, allĆ­ pues, es recibido en la capital de Jamaica, Kingston; “…Jamaica recibe al hĆ©roe venezolano…para entonces, la revolución bolivariana habĆ­a colmado todos los espacios de la opinión pĆŗblica mundial, y Simón BolĆ­var era un hĆ©roe indiscutible…En el puerto se encuentra el gobernador, duque de Manchester, quiĆ©n lo conduce a Kingston, donde serĆ­a alojado en calidad de perseguido polĆ­tico…El pueblo, en su mayorĆ­a esclavos negros, se volcó a las calles para ver al hombre que pregonaba la libertad para los esclavos” (Jorge Mier Hoffman). 

    “En esa lejana isla BolĆ­var se encuentra patĆ©ticamente derrotado, y para colmo de males, estĆ” arruinado como el mĆ”s pobre de los negros esclavos que deambulaban por la isla…No tiene nada que vender…ha gastado su Ćŗltimo peso, luego de empeƱar la vajilla de plata, que era lo Ćŗnico de valor que pudo embarcar en Cartagena…Eso era lo Ćŗnico que poseĆ­a...!” (Jorge Mier Hoffman). 

        Mientras BolĆ­var se encuentra en Jamaica, se mantuvo refugiado, sin nada de dinero ni nada de valor, BolĆ­var se dirigió de Nueva Granada a Jamaica sólo con una vajilla de plata, que luego venderĆ­a y para mantenerse refugiado en Kingston le escribió una carta al comerciante inglĆ©s Maxwell Hyslop, donde le explica de la siguiente manera; “ Suplico a usted me haga el favor de mandarme cien pesos, para pagar a esta mujer, dueƱa de la pensión, con los cuales serĆ”n trescientos pesos que usted me ha prestado…Ya no tengo un duro: ya he vendido la poca plata que traje. No me lisonjea otra esperanza que la que me inspira el favor de usted. Sin Ć©l la desesperación me forzarĆ” a terminar mis dĆ­as de un modo violento, a fin de evitar la cruel humillación de implorar auxilio de hombres mĆ”s insensibles que su oro mismo. Si usted no me concede la protección que necesito para conservar mi triste vida, estoy resuelto a no solicitar la beneficencia de nadie, pues es preferible la muerte a una existencia tan poca honrosa”. (Simón BolĆ­var, 1815).

        Por esa carta escrita por el Libertador BolĆ­var, se ve reflejado la impotencia, el desespero y la necesidad que tenĆ­a para pagar el hospedaje que le fue concedido por una dama de la isla de Jamaica, tanto asĆ­ era su desespero que se vio obligado a pedir prestado unos pesos para poder pagar ese alojamiento.

       El Libertador BolĆ­var al ver la realidad que le angustiaba de AmĆ©rica y al ver la realidad de ese hemisferio, BolĆ­var redacta el 6 de septiembre de 1815 una carta que es considerada como el documento donde el Libertador profetiza y predice el contexto de AmĆ©rica latina.

     “Sea quizĆ”s la Carta de Jamaica uno de los documentos mĆ”s lĆŗcidos y acuciosos escritos no sólo por El Libertador, sino por estadista alguno, si se considera el evidente despliegue y gran manejo de la realidad hemisfĆ©rica. Su contenido, cargado de reflexiones y predicciones acertadas, destaca la impresionante visión sobre el futuro de HispanoamĆ©rica. Es menester pensar cuan vigentes estĆ”n, hoy, casi doscientos aƱos despuĆ©s, los principios y valores expuestos en esa carta. Sobre todo, a necesidad de la unidad de los paĆ­ses hispanoamericanos para asegurar entre otras cosas, su prosperidad, solidez y estabilidad”. (De Monte Sacro a Caracas, PĆ”g. 28).

("A picture tour of the island of Jamaica", Hurst Robinson & Co, 1824)


       La carta escrita por el Libertador en Kingston, es conocida con el tĆ­tulo de: “Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla”, donde refleja la realidad del pueblo colonizado por los espaƱoles y expresa sus deseos, asĆ­ como hacerle conocer a los britĆ”nicos lo que ocurrĆ­a en estos paĆ­ses americanos.

     “…Aunque durante muchos aƱos se creyó que el destinatario habĆ­a sido un personaje imaginado por BolĆ­var, una meticulosa investigación ha dejado aclarado que el destinatario fue el Sr. Henry Cullen, vecino del puerto de Falmouth, al norte de Jamaica”. (Alberto Arias Amaro).

       Al escribir la Carta de Jamaica, BolĆ­var explicó las causas de las que sufre el pueblo de AmĆ©rica y la realidad de la que estaba viviendo los paĆ­ses de PerĆŗ, Nueva Granada, Chile, entre otros. El Libertador querĆ­a mĆ”s que nada unir al pueblo Americano y que Ć©ste se fortalezca. BolĆ­var escribió Ć©sta carta con motivo de que los britĆ”nicos en Jamaica entendieran quĆ© sucedĆ­a en la colonia espaƱola, explicĆ”ndolo de acuerdo a su versión y no de la versión realista.

      Considerando las palabras de Waldo Frank acerca del contenido de la Carta de Jamaica, expresa:

     “BolĆ­var manejo varios estilos; sus proclamas a los soldados   y campesinos eran grandilocuentes, relumbrando con los clores primarios; sus memoriales a los diplomĆ”ticos y hombres de negocios eran sinuosos y frĆ­os; las cartas a su familia eran precisas, facticas y aun tiernas. En su ensayo o carta de jamaica, anĆ”lisis, visión y amor vienen juntos y producen un gran escrito: lógico como los de montesquieu con perspectiva estructural como los de Gibbon y calido como la sangre americana”. (Waldo, Frank, 1951. “BolĆ­var y el nacimiento de un nuevo mundo”, PĆ”g. 120).

      “Simón BolĆ­var en su celebrada carta tuvo como ningĆŗn otro dirigente revolucionario, una clara y penetrante visión de sus problemas. Su inspirada perspectiva captó la totalidad del vasto y complicado panorama del continente. Nuevamente como en el Manifiesto de Cartagena aparece su realista visión de nuestro ambiente, lo cual muestra su genio”.
(V.A.Belaunde, 1938. “BolĆ­var y su pensamiento polĆ­tico”, PĆ”g. 160).

        El libertador hacĆ­a referencia de sus deseos de la unión americana, tanto es asĆ­ que lo expresado en la Carta de Jamaica hace Ć©nfasis claramente cuando puntualiza o siguiente: “Yo deseo mĆ”s que otro alguno ver formarse en AmĆ©rica, la mĆ”s grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y su gloria” (Simón BolĆ­var, 1815).

    “BolĆ­var continuó la critica que habĆ­a comenzado tres aƱos antes en su manifiesto de Cartagena. Su carta es una critica constructiva de las condiciones reinantes en SudamĆ©rica y en ella puede verse, paso a paso, como se habĆ­a desarrollado su pensamiento polĆ­tico”.
(J. D. Monsalve: el ideal polĆ­tico del libertador,  PĆ”g. 163)

        En la carta escrita por el Libertador en Kingston, hace referencia de la unión de Nueva Granada y Venezuela, con una nueva capital, para hacerla una repĆŗblica mas poderosa; “La Nueva Granada se unirĆ” con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una repĆŗblica central, cuya capital serĆ” Maracaibo, o una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas (En honor a este hĆ©roe de la filantropĆ­a), se funde entre los confines de ambos paĆ­ses, en el soberbio puerto de BahĆ­a-Honda. Los salvajes que la habitan serĆ­an civilizados, y nuestras posesiones se aumentarĆ­an con la adquisición de la Goajira. Esta nación se llamarĆ” Colombia, como un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio. Su gobierno podrĆ” imitar al inglĆ©s, con la diferencia de que, en lugar de un rey, habrĆ” un Poder Ejecutivo electivo, cuando mĆ”s vitalicio y jamĆ”s hereditario (si se quiere una RepĆŗblica), una CĆ”mara o Senado legislativo hereditario que en las tempestades polĆ­ticas se interponga entre las olas populares y los rayos del Gobierno, y un cuerpo legislativo de libre elección, sin otras restricciones que las de la cĆ”mara baja de Inglaterra. Esta constitución participarĆ­a de todas las formas, y yo deseo que no participe de todos los vicios”. (Simón BolĆ­var, 1815).

      Entre los aspectos mĆ”s importantes de la carta ya mencionados, se encuentran otros, no de menor importancia.

     “1) _ Presenta un panorama general de la guerra de independencia a fines de 1815. Los realistas dominaban la mayor parte de sus antiguas colonias (Venezuela, Nueva Granada, Quito, PerĆŗ, Cuba, Puerto Rico). En Chile y MĆ©xico la situación no se habĆ­a decidido; y sólo en el RĆ­o de la Plata habĆ­an triunfado los independientes. A pesar de este balance negativo, El Libertador expresa su seguridad y confianza en el triunfo definitivo de la cause patriota.
2) _ En la Carta de Jamaica, El Libertador critica duramente el sistema colonial y señala la incapacidad de España para seguir manteniendo su dominación en América.
3) _ El Libertador hace un llamado a las naciones extranjeras para que ayuden a la independencia de las colonias españolas. Las demandas de ayuda se dirigían, en primer término, a Inglaterra; y en segundo término, a los Estados Unidos. A Inglaterra por su tradicional rivalidad con España por e control del comercio colonial. En cuanto a los Estados Unidos, era de esperar que ayudaran al conflicto; primero, por ser un país vecino; segundo, porque les interesaba que se afirmara en América un sistema de estados independientes como garantía de su propia seguridad; y tercero por lo beneficios económicos.
4) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador seƱala las causas principales del movimiento emancipador. La Carta de Jamaica es, sin duda, uno de los primeros documentos en los cuales se analizan las causas de la independencia hispanoamericana.
5) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador predice el futuro de los paĆ­ses hispanoamericanos, y opina sobre la forma de gobierno que debĆ­an adoptar.
6) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador se refiere al rĆ©gimen polĆ­tico y a la naturaleza de los gobiernos que se debĆ­an adoptar en HispanoamĆ©rica. El Libertador rechaza el sistema federal de gobierno y se pronuncia a favor del centralismo”. (Alberto Arias Amaro).


     Con lo expresado en la carta escrita en Kingston por BolĆ­var, se refleja la preocupación por lo que quiso comunicarle al destinatario de esta carta, BolĆ­var refleja cuales son las crisis por las que sufre los paĆ­ses colonizados por EspaƱa y cuales son sus deseos de la formación de una nueva AmĆ©rica libre del yugo realista. En otras palabras, es la Carta de Jamaica, un documento escrito que predice el contexto de HispanoamĆ©rica. La carta fue escrita con el fin de hacerle entender a los ingleses su preocupación por la libertad e independencia en los paĆ­ses Latinoamericanos. Por ese motivo, BolĆ­var le pide ayuda a Estados Unidos a luchar por la causa y principalmente a Gran BretaƱa, para que cooperen de forma económica y militar a los paĆ­ses oprimidos por la corona espaƱola. En esta carta se ve reflejado el pensamiento del Libertador y sus pensamientos polĆ­ticos y sociales; es por eso, que el documento escrito en Jamaica es uno de los mejores escritos por BolĆ­var y de mayor importancia, por eso se le considera como una escritura de predicción.

     “FirmĆ”ndolo con el seudónimo El Americano, Simón BolĆ­var redacta en jamaica un artĆ­culo periodĆ­stico en el cual analiza la situación Ć©tnica y social de HispanoamĆ©rica. Este ensayo, que no consta fuese publicado entonces, iba dirigido al editor de la Gaceta Real de Jamaica, Alejandro Aikman, hijo. Fue redactado despuĆ©s del 28 de septiembre de 1815 y antes de diciembre de ese aƱo” (Para nosotros la patria es AmĆ©rica, PĆ”g. 53).

    En ese artĆ­culo escrito por el Libertador, expresa al editor de la “Gaceta  Real de Jamaica” lo que sucedĆ­a en AmĆ©rica en el contexto social, en las diferencias de castas o razas que se encontraban en este hemisferio o la realidad que acontecĆ­a socialmente por ese problema racial, BolĆ­var expresa las diferencias entre etnias y grupos sociales, que unos tenĆ­an mĆ”s privilegios y gozaban de libertad y servicios mĆ”s que otros.

     “El indio es de un carĆ”cter tan apacible que sólo desea el reposo y la soledad; no aspira ni aĆŗn a acaudillar su tribu, mucho menos a dominar las extraƱas. Felizmente esta especie de hombres es la que menos reclama la preponderancia; aunque su nĆŗmero excede a la suma de los otros habitantes. Esta parte de la población americana es una especie de barrera para contener a los otros partidos; ella no pretende la autoridad, porque ni la ambiciona ni se cree con aptitud para ejercerla, contentĆ”ndose con su paz, su tierra y su familia”. (El Americano, 1815).

     BolĆ­var con el seudónimo de “El Americano” reflexiona acerca del comportamiento y la forma de ser de los aborĆ­genes, hace Ć©nfasis de sus diferencias con las demĆ”s razas que se encontraban en AmĆ©rica y menciona tambiĆ©n sus virtudes como raza distinta al resto, sobre todo a la europea.

“…Entre escritos, reflexiones y melancolĆ­a, la noche del 9 de diciembre de 1815, la isla se ve conmocionada por un horrible asesinato ocurrido en la pensión ubicada entre las esquinas de las calles de Prine y White, que segĆŗn los testigos, fue cometido por un esclavo de BolĆ­var de nombre PĆ­o, y que tenĆ­a como objetivo eliminar a su amo…Ciertamente...! el frustrado magnicidio tenĆ­a como finalidad acabar con la vida del Libertador, quien debĆ­a estar acostado en su hamaca como siempre acostumbraba, pero sin embargo, la providencia intervino para que, en ese instante preciso, BolĆ­var no se encontrara en la posada, y en su lugar se acostó el infortunado FĆ©lix Amestoy, soldado fiel a la causa libertadora, quien horas antes habĆ­a arribado la isla, y las circunstancias del cansancio lo llevaron acostarse en la hamaca del Libertador”. (Jorge Mier Hoffman).
  
  Luego de escribir estos documentos en la isla CaribeƱa, BolĆ­var se ve obligado a dirigirse rumbo a HaitĆ­, por acontecimientos que estremecieron a Nueva Granada y Venezuela, el Libertador se dirigió a esta otra isla para pedir ayuda igualmente como hizo en Jamaica para sus planes estratĆ©gicos de combatir a los realistas por la causa independentista.


     Definitivamente este viaje a la isla de Jamaica le sirvió mucho al Libertador, a pesar de llegar a Kingston sin dinero y vendiendo lo Ćŗnico de valor llevó de Nueva Granada BolĆ­var escribió una carta dirigida al Sr. Henry Cullen, donde le explica la realidad de HispanoamĆ©rica en el contexto social, polĆ­tico, económico y militar. El Libertador hizo Ć©nfasis de sus deseos y lo que querĆ­a alcanzar con la liberación de HispanoamĆ©rica del yugo espaƱol. La carta es considerada por muchos de predictiva a los aconteceres de los paĆ­ses colonizados por EspaƱa; es uno de sus escritos mĆ”s importantes y donde se ve reflejado el pensamiento ilustrado y polĆ­tico que poseĆ­a Simón BolĆ­var.  El Libertador publica tambiĆ©n un artĆ­culo en la prensa de Jamaica explicando el contexto social y racial por el que estaba pasando los pueblos americanos; Por muchas razones se puede decir que el viaje que hizo BolĆ­var a Jamaica es un suceso histórico muy importante en su vida y del pueblo Hispanoamericano, ya que ayudó mucho la causa independentista y le explicó a los britĆ”nicos su versión del proceso liberador que Ć©l comandaba.
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Yo y otros animales

"El burro va al final". Blog dedicado a la Historia; tambiƩn manifiesto mis opiniones, reflexiones y un poco menos que eso.

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