Yo y otros animales

"El burro va al final". Blog dedicado a la Historia; tambiƩn manifiesto mis opiniones, reflexiones y un poco menos que eso.

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"El historiador se halla en la imposibilidad absoluta
de comprobar por sĆ­ mismo los hechos que estudia.
NingĆŗn egiptólogo ha visto a RamsĆ©s. 
NingĆŗn especialista en las guerras napoleónicas 
ha oído el cañón de Austerlitz"
Marc Bloch 

(El hombre controlador del universo, Diego Rivera. 1934) 
  
 Para los estudiosos de las ciencias sociales el definir a las ciencias que involucran dicha Ć”rea de las ciencias es un problema comĆŗn; a diferencia de las ciencias naturales, las ciencias sociales o ciencias humanas involucran una serie de concepciones que varĆ­an segĆŗn el autor e incluso del momento. La palabra Historia ha tenido infinidades de definiciones; quizĆ”s la mĆ”s próxima o la que mejor se ajusta serĆ­a: “La ciencia de los hombres en el tiempo”. Dicha definición nos la enseñó el historiador francĆ©s Marc Bloch en el siglo pasado. El mismĆ­simo Bloch nos proporciona un amplio abanico de definiciones aceptadas sobre Historia y nos muestra algunas particularidades de lo que debe estudiar la Historia y el para quĆ©.

   Entonces, Historia de la humanidad; es redundante. Se sabe entonces que existe una historia geológica, una historia del cosmos, pero Historia es solamente la historia de los hombres en el tiempo; se sobreentiende que Historia es justamente de la humanidad, del hombre y de la mujer en su participación en un tiempo y espacio determinado.

  Al hablar de Tiempo se debe agregar que se trata de un tiempo histórico, de una forma de percibir el pasado e incluso el presente; asimismo la historia no debe ser un estudio exclusivo del pasado, de lo acontecido sino que debe ser tambiĆ©n una comprensión de los hechos ocurridos en tiempo presente. “Los hombres en el tiempo”; de este modo la palabra hombres queda expuesta en plural, o sea, lo colectivo. De este modo antes expuesto es como los historiadores de la escuela de los Annales han mostrado a la historia y su objeto de estudio haciendo un cambio paradigmĆ”tico y revolucionario en el momento en que se hace la propuesta por Marc Bloch y Luicen Febvre; incluso aƱos posteriores a 1929 se hacen muchas otras propuestas por otros autores sobre lo que es Historia. Se dice -y con razón- que "la historia la escriben los vencedores"; pero, ¿quiĆ©n conoce la versión vietnamita de su guerra?

   A finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX el historiador alemĆ”n Bernheim definĆ­a a la historia de las siguientes formas; “Historia es la ciencia de la evolución del hombre considerado como ser social”, la otra definición que Ć©l mismo da sobre historia aƱos despuĆ©s es la siguiente: “Ciencia histórica es aquella que investiga en su conexión causal los hechos de la evolución del hombre en sus manifestaciones (lo mismo las singulares que las tĆ­picas y colectivas) como ser social”. SegĆŗn lo que planteaba Bernheim no es tan descabellado pensar que tales conceptos son totalmente aceptados y para el contexto en el cual el autor los escribió; parece ser incluso adelantados ambos para la Ć©poca en la que los planteó. Le da Bernheim el carĆ”cter de ciencia a la historia y aclarando de forma contundente en ambas definiciones el objeto de estudio de la historia y expone lo de causal como lo pertinente ademĆ”s del hombre en colectivo, en sociedad.

   Por otro lado Bauer definĆ­a a Historia de tal manera: “Historia es la ciencia que intenta describir y explicar, volviendo a vivirlos, los fenómenos de la vida en aquello en que se trata de los cambios que las relaciones de los hombres con las diversas colectividades sociales llevan consigo, seleccionĆ”ndolos desde el punto de vista de su influencia sobre los tiempos posteriores o con respecto a sus cualidades tĆ­picas y concentrando la atención, fundamentalmente, en aquellos cambios que no pueden volver a repetirse en el tiempo ni en el espacio”. SegĆŗn lo planteado por Bauer, lo que llama mucho la atención es lo Ćŗltimo de su definición de historia; ya que las primeras lĆ­neas es muy similar a lo planteado por Bernheim; es asĆ­ pues, cuando se refiere a que la historia no tendrĆ” jamĆ”s hechos similares en distintos tiempos y espacios; el rol del historiador como investigador cientĆ­fico estĆ” consciente de ello por eso mismo se estudian hechos acaecidos con objetividad pero no se puede repetir hechos relevantes tal cual cómo sucedieron anteriormente; el francĆ©s March Bloch nos enseƱaba eso en su cĆ©lebre libro “ApologĆ­a de la Historia o el oficio del historiador”.

   Gracias a la Escuela de Annales donde los principales historiadores planteaban categorĆ­as nuevas en cuanto al estudio de historia; como por ejemplo; tiempo, hombre, historiador, presente, pasado. Asimismo, Annales cambia cualquier discurso de lo que se refiere al tĆ©rmino de historia haciĆ©ndolo de un modo mĆ”s complejo dĆ”ndole a la historia mayores argumentos en su objeto de estudio y al historiador mismo en su oficio de investigar y enseƱar historia. Lo que tienen en comĆŗn Bernheim y Bauer es que ninguno niega el hecho de que la historia sea una ciencia (discusión que se genera a menudo), tambiĆ©n ambos historiadores afirman la importancia del estudio de la historia y aclaran que se enfoca en lo social, en el hombre en colectivo y los hechos o fenómenos que ocurran en el tiempo. La historiografĆ­a planteada por los "Annalistes" tiene tambiĆ©n que ver con las definiciones de Bauer y Bernheim; ya que la historia debe tener sus mĆ©todos para estudiarla como cualquier otra ciencia social y que aporta explicaciones para comprender los hechos actuales asĆ­ como los del pasado.

   En estos Ćŗltimos decenios han surgido ahora, sobretodo en MĆ©xico y otras partes de LatinoamĆ©rica un nuevo abordaje de la Historia, se les conoce como "Microhistoria" o "Historia local". Parece que asĆ­ surgen otras reflexiones, en todo caso, parece mucho mĆ”s conveniente llamarle Historia local y no Microhistoria; justo por aquello del prefijo Micro, le da como un carĆ”cter de reducción o de diminutivo al estudio de la historia, ya que su abordaje es el de las localidades, se refiere pues; a la escala geogrĆ”fica de lo local, por eso (como se explicó anteriormente en este pĆ”rrafo) que es mĆ”s conveniente y pertinente llamarle Historia local, asĆ­ se comprende de antemano que su objeto de estudio sigue siendo las relaciones sociales en el tiempo presente y pasado pero sólo a la escala geogrĆ”fica local y no nacional que es la que mĆ”s suele leerse y escribirse.

    Ya sea Historia Local, Historial Regional o Microhistoria; la escala espacial es la que determina e estudio a abordar dependiendo de los hechos acaecidos en un momento especĆ­fico. Lo que se pretende es aclarar que si bien se estĆ” de acuerdo con los planteamientos realizados por historiadores como Luis GonzĆ”lez y GonzĆ”lez, ArĆ­stides Medina Rubio, Ramón A. Tovar, entre otros; cuando Ć©stos hacen Ć©nfasis en la necesidad de hacer y de ejercer (en teorĆ­a y praxis) un Historia que nos remonte con lo mĆ”s próximo y cercano a nuestra identidad y que al sustituir a la Historia Patria por la Microhistoria no se estĆ” dejando al costado la identidad nacional; mĆ”s bien, conociendo la Historia de nuestras calles, de nuestro barrio, de nuestra comunidad, de nuestros vecinos, de nuestra Región Histórica o Región socio-económica; estamos pues, conociendo y haciendo nuestra Historia Patria, la de la nación. En definitiva, es ir de lo micro a lo macro, de lo conocido a lo desconocido (en ese orden) como plantearĆ­a la GeografĆ­a de la escuela de Paul Vidal de La Blache y la Geohistoria.

   Pero revisando lo que el historiador ArĆ­stides Medina Rubio (Experto en esta materia de la Microhistoria o Historia local) considera al respecto:  "...Braudel decĆ­a que no existe una historia ni un oficio de historiador, que sĆ­ historia y oficios. Por ello no extraƱa que sean igualmente vĆ”lidas una historia de los hombres en el contexto universal, como una historia de los hombres en contextos nacionales concretos y aun en espacio y tiempo menores que las naciones. Es asĆ­ legĆ­timo entonces tambiĆ©n acercarse al pasado de las gentes cuya existencia nace, vive y muere en pequeƱas localidades. Es aquĆ­ donde se inscribe la llamada historia parroquial o microhistoria, que se detiene en los pequeƱos espacios, que se interesa en descubrir y explicar las dinĆ”micas de las microsociedades. En posición a la historia de las naciones, que corrientemente se le denomina historia (de la) patria". 
 
   El historiador oriundo de Puerto Cabello, ArĆ­stides Medina Rubio nos hace reflexionar sobre la importancia que tiene hoy dĆ­a el abordaje de una Historia necesaria ante los problemas sociales actuales y e historiografĆ­a en el contexto presente; argumentaba lo siguiente: "Nadie que se precie de historiador , no importa si se escuda detrĆ”s de la autoridad que le pueda conferir una leĆ­da columna periodĆ­stica o una posición de poder, puede pretender ignorar -o peor, ignorar de verdad-  que el ordenamiento polĆ­tico y social, los sistemas de producción, los problemas de intercambio, las particularidades locales y regionales, el desarrollo ulterior de la sociedad, la cultura y en fin todo lo inherente al hombre, en el pasado y en el presente que de inmediato serĆ” pasado, es competencia de la historia. Por eso, no se puede sospechar de ningĆŗn historiador que quiera escrudiƱar el pasado inmediato, porque a los demĆ”s historiadores siempre les interesó el pasado remoto, no se puede descalificar al historiador que quiere acercarse a los fenómenos de su localidad y de su región, porque haya muchos historiadores que les interesa mĆ”s estudiar repĆŗblicas que sólo existen a medias, o estudiar las metrópolis colonizadoras o las culturas de lejanas latitudes; no se puede dudar del historiador que prefiere concentrar su esfuerzo en los mecanismos  con los que la naturaleza y los hombres determinan la producción y el consumo, en el pasado y en el presente inmediato".

  Considerando lo anteriormente expuesto, no cabe duda de que Medina Rubio nos dio razones de sobra para creer que sĆ­ existe una Microhistoria; que es preciso su abordaje y que la historiografĆ­a oficial vaya en la misma dirección que esta forma de escribirla, de ese modo, se comprende mejor lo local, lo comunitario, lo parroquial; despuĆ©s de todo, es eso lo que nos da la identidad y nos ayuda a conocernos mejor en tiempo presente. Pero, igualmente, ¿no serĆ­a mejor llamarla solamente Historia local?

    Nos hace reflexionar que, al igual que Marc Bloch y su definición de Historia se asemeja un poco a lo planteado por Bernheim y Bauer; la reflexión se genera por el hecho de que se ha pensado que los aportes realizados por Bloch fueron novedosos para su Ć©poca (de hecho es asĆ­) cuando ya Bernheim a finales del Siglo XIX daba importantes avances sobre la definición de historia, siendo Ć©ste un gran aporte varios decenios antes de que Bloch nos maravillase con su libro “ApologĆ­a de la Historia o el oficio del historiador”. Libro que cualquier estudiante o amante de la Historia debe leer para aprender y aprehender cuestiones del uso de la historia como ciencia social, pero para hacerla suya, para hacer de la historia el elemento para conocer mejor su cotidianidad; de este modo, el lector se va a maravillar con el discurso que el historiador francĆ©s manifestaba en este libro. Es uno de esos materiales bibliogrĆ”ficos de obligatoria revisión.

   Teniendo todo lo antes expuesto; de igual manera pertinencia, me atrevo a publicar por acĆ” uno de los escritos que mĆ”s me apasionan y me han hecho reflexionar por su breve pero acertado contenido. No es otro que; Preguntas de un obrero que lee, por el escritor alemĆ”n Bertolt Brecht.
"¿QuiĆ©n construyó Tebas, la de las siete Puertas?
En los libros aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿QuiĆ©n la volvió siempre a construir? ¿En quĆ© casas
de la dorada Lima vivĆ­an los constructores?
¿A dónde fueron los albaƱiles la noche en que fue terminada
la Muralla China? La gran Roma
estĆ” llena de arcos de triunfo. ¿QuiĆ©n los erigió?
¿Sobre quiĆ©nes triunfaron los CĆ©sares?
¿Es que Bizancio, la tan cantada,
sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la
legendaria AtlƔntida,
la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundĆ­an,
gritaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Ć‰l solo?
César derrotó a los galos.
¿No llevaba siquiera cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota
Fue hundida. ¿No lloró nadie mĆ”s?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años
¿QuiĆ©n venció ademĆ”s de Ć©l?
Cada pƔgina una victoria.
¿QuiĆ©n cocinó el banquete de la victoria?
Cada diez aƱos un gran hombre.
¿QuiĆ©n pagó los gastos?
Tantas historias.
Tantas preguntas."


(ApologĆ­a de la Historia o el oficio del historiador, Marc Bloch)

REFERENCIAS

- ApologĆ­a de la Historia o el oficio del historiador. Marc Bloch

- Historia Regional y Local. ArĆ­stides Medina Rubio

- Vigencia del estudio histórico regional. Ramón A. Tovar

- Para una teorĆ­a de la Microhistoria. Luis GonzĆ”lez y GonzĆ”lez 

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"!Los tres mƔs grandes majaderos
de la historia hemos sido Jesucristo, 
Don Quijote... y yo!"
Simón BolĆ­var 



(Portada de Luis PerĆŗ de Lacroix, Diario de Bucaramanga)

    DespuĆ©s de perder la primera y la segunda repĆŗblica en Venezuela, el libertador Simón BolĆ­var parte desde Nueva Granada a la isla de Jamaica, en Mayo de 1815, allĆ­ pues, es recibido en la capital de Jamaica, Kingston; “…Jamaica recibe al hĆ©roe venezolano…para entonces, la revolución bolivariana habĆ­a colmado todos los espacios de la opinión pĆŗblica mundial, y Simón BolĆ­var era un hĆ©roe indiscutible…En el puerto se encuentra el gobernador, duque de Manchester, quiĆ©n lo conduce a Kingston, donde serĆ­a alojado en calidad de perseguido polĆ­tico…El pueblo, en su mayorĆ­a esclavos negros, se volcó a las calles para ver al hombre que pregonaba la libertad para los esclavos” (Jorge Mier Hoffman). 

    “En esa lejana isla BolĆ­var se encuentra patĆ©ticamente derrotado, y para colmo de males, estĆ” arruinado como el mĆ”s pobre de los negros esclavos que deambulaban por la isla…No tiene nada que vender…ha gastado su Ćŗltimo peso, luego de empeƱar la vajilla de plata, que era lo Ćŗnico de valor que pudo embarcar en Cartagena…Eso era lo Ćŗnico que poseĆ­a...!” (Jorge Mier Hoffman). 

        Mientras BolĆ­var se encuentra en Jamaica, se mantuvo refugiado, sin nada de dinero ni nada de valor, BolĆ­var se dirigió de Nueva Granada a Jamaica sólo con una vajilla de plata, que luego venderĆ­a y para mantenerse refugiado en Kingston le escribió una carta al comerciante inglĆ©s Maxwell Hyslop, donde le explica de la siguiente manera; “ Suplico a usted me haga el favor de mandarme cien pesos, para pagar a esta mujer, dueƱa de la pensión, con los cuales serĆ”n trescientos pesos que usted me ha prestado…Ya no tengo un duro: ya he vendido la poca plata que traje. No me lisonjea otra esperanza que la que me inspira el favor de usted. Sin Ć©l la desesperación me forzarĆ” a terminar mis dĆ­as de un modo violento, a fin de evitar la cruel humillación de implorar auxilio de hombres mĆ”s insensibles que su oro mismo. Si usted no me concede la protección que necesito para conservar mi triste vida, estoy resuelto a no solicitar la beneficencia de nadie, pues es preferible la muerte a una existencia tan poca honrosa”. (Simón BolĆ­var, 1815).

        Por esa carta escrita por el Libertador BolĆ­var, se ve reflejado la impotencia, el desespero y la necesidad que tenĆ­a para pagar el hospedaje que le fue concedido por una dama de la isla de Jamaica, tanto asĆ­ era su desespero que se vio obligado a pedir prestado unos pesos para poder pagar ese alojamiento.

       El Libertador BolĆ­var al ver la realidad que le angustiaba de AmĆ©rica y al ver la realidad de ese hemisferio, BolĆ­var redacta el 6 de septiembre de 1815 una carta que es considerada como el documento donde el Libertador profetiza y predice el contexto de AmĆ©rica latina.

     “Sea quizĆ”s la Carta de Jamaica uno de los documentos mĆ”s lĆŗcidos y acuciosos escritos no sólo por El Libertador, sino por estadista alguno, si se considera el evidente despliegue y gran manejo de la realidad hemisfĆ©rica. Su contenido, cargado de reflexiones y predicciones acertadas, destaca la impresionante visión sobre el futuro de HispanoamĆ©rica. Es menester pensar cuan vigentes estĆ”n, hoy, casi doscientos aƱos despuĆ©s, los principios y valores expuestos en esa carta. Sobre todo, a necesidad de la unidad de los paĆ­ses hispanoamericanos para asegurar entre otras cosas, su prosperidad, solidez y estabilidad”. (De Monte Sacro a Caracas, PĆ”g. 28).

("A picture tour of the island of Jamaica", Hurst Robinson & Co, 1824)


       La carta escrita por el Libertador en Kingston, es conocida con el tĆ­tulo de: “Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla”, donde refleja la realidad del pueblo colonizado por los espaƱoles y expresa sus deseos, asĆ­ como hacerle conocer a los britĆ”nicos lo que ocurrĆ­a en estos paĆ­ses americanos.

     “…Aunque durante muchos aƱos se creyó que el destinatario habĆ­a sido un personaje imaginado por BolĆ­var, una meticulosa investigación ha dejado aclarado que el destinatario fue el Sr. Henry Cullen, vecino del puerto de Falmouth, al norte de Jamaica”. (Alberto Arias Amaro).

       Al escribir la Carta de Jamaica, BolĆ­var explicó las causas de las que sufre el pueblo de AmĆ©rica y la realidad de la que estaba viviendo los paĆ­ses de PerĆŗ, Nueva Granada, Chile, entre otros. El Libertador querĆ­a mĆ”s que nada unir al pueblo Americano y que Ć©ste se fortalezca. BolĆ­var escribió Ć©sta carta con motivo de que los britĆ”nicos en Jamaica entendieran quĆ© sucedĆ­a en la colonia espaƱola, explicĆ”ndolo de acuerdo a su versión y no de la versión realista.

      Considerando las palabras de Waldo Frank acerca del contenido de la Carta de Jamaica, expresa:

     “BolĆ­var manejo varios estilos; sus proclamas a los soldados   y campesinos eran grandilocuentes, relumbrando con los clores primarios; sus memoriales a los diplomĆ”ticos y hombres de negocios eran sinuosos y frĆ­os; las cartas a su familia eran precisas, facticas y aun tiernas. En su ensayo o carta de jamaica, anĆ”lisis, visión y amor vienen juntos y producen un gran escrito: lógico como los de montesquieu con perspectiva estructural como los de Gibbon y calido como la sangre americana”. (Waldo, Frank, 1951. “BolĆ­var y el nacimiento de un nuevo mundo”, PĆ”g. 120).

      “Simón BolĆ­var en su celebrada carta tuvo como ningĆŗn otro dirigente revolucionario, una clara y penetrante visión de sus problemas. Su inspirada perspectiva captó la totalidad del vasto y complicado panorama del continente. Nuevamente como en el Manifiesto de Cartagena aparece su realista visión de nuestro ambiente, lo cual muestra su genio”.
(V.A.Belaunde, 1938. “BolĆ­var y su pensamiento polĆ­tico”, PĆ”g. 160).

        El libertador hacĆ­a referencia de sus deseos de la unión americana, tanto es asĆ­ que lo expresado en la Carta de Jamaica hace Ć©nfasis claramente cuando puntualiza o siguiente: “Yo deseo mĆ”s que otro alguno ver formarse en AmĆ©rica, la mĆ”s grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y su gloria” (Simón BolĆ­var, 1815).

    “BolĆ­var continuó la critica que habĆ­a comenzado tres aƱos antes en su manifiesto de Cartagena. Su carta es una critica constructiva de las condiciones reinantes en SudamĆ©rica y en ella puede verse, paso a paso, como se habĆ­a desarrollado su pensamiento polĆ­tico”.
(J. D. Monsalve: el ideal polĆ­tico del libertador,  PĆ”g. 163)

        En la carta escrita por el Libertador en Kingston, hace referencia de la unión de Nueva Granada y Venezuela, con una nueva capital, para hacerla una repĆŗblica mas poderosa; “La Nueva Granada se unirĆ” con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una repĆŗblica central, cuya capital serĆ” Maracaibo, o una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas (En honor a este hĆ©roe de la filantropĆ­a), se funde entre los confines de ambos paĆ­ses, en el soberbio puerto de BahĆ­a-Honda. Los salvajes que la habitan serĆ­an civilizados, y nuestras posesiones se aumentarĆ­an con la adquisición de la Goajira. Esta nación se llamarĆ” Colombia, como un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio. Su gobierno podrĆ” imitar al inglĆ©s, con la diferencia de que, en lugar de un rey, habrĆ” un Poder Ejecutivo electivo, cuando mĆ”s vitalicio y jamĆ”s hereditario (si se quiere una RepĆŗblica), una CĆ”mara o Senado legislativo hereditario que en las tempestades polĆ­ticas se interponga entre las olas populares y los rayos del Gobierno, y un cuerpo legislativo de libre elección, sin otras restricciones que las de la cĆ”mara baja de Inglaterra. Esta constitución participarĆ­a de todas las formas, y yo deseo que no participe de todos los vicios”. (Simón BolĆ­var, 1815).

      Entre los aspectos mĆ”s importantes de la carta ya mencionados, se encuentran otros, no de menor importancia.

     “1) _ Presenta un panorama general de la guerra de independencia a fines de 1815. Los realistas dominaban la mayor parte de sus antiguas colonias (Venezuela, Nueva Granada, Quito, PerĆŗ, Cuba, Puerto Rico). En Chile y MĆ©xico la situación no se habĆ­a decidido; y sólo en el RĆ­o de la Plata habĆ­an triunfado los independientes. A pesar de este balance negativo, El Libertador expresa su seguridad y confianza en el triunfo definitivo de la cause patriota.
2) _ En la Carta de Jamaica, El Libertador critica duramente el sistema colonial y señala la incapacidad de España para seguir manteniendo su dominación en América.
3) _ El Libertador hace un llamado a las naciones extranjeras para que ayuden a la independencia de las colonias españolas. Las demandas de ayuda se dirigían, en primer término, a Inglaterra; y en segundo término, a los Estados Unidos. A Inglaterra por su tradicional rivalidad con España por e control del comercio colonial. En cuanto a los Estados Unidos, era de esperar que ayudaran al conflicto; primero, por ser un país vecino; segundo, porque les interesaba que se afirmara en América un sistema de estados independientes como garantía de su propia seguridad; y tercero por lo beneficios económicos.
4) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador seƱala las causas principales del movimiento emancipador. La Carta de Jamaica es, sin duda, uno de los primeros documentos en los cuales se analizan las causas de la independencia hispanoamericana.
5) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador predice el futuro de los paĆ­ses hispanoamericanos, y opina sobre la forma de gobierno que debĆ­an adoptar.
6) _ En la Carta de Jamaica, el Libertador se refiere al rĆ©gimen polĆ­tico y a la naturaleza de los gobiernos que se debĆ­an adoptar en HispanoamĆ©rica. El Libertador rechaza el sistema federal de gobierno y se pronuncia a favor del centralismo”. (Alberto Arias Amaro).


     Con lo expresado en la carta escrita en Kingston por BolĆ­var, se refleja la preocupación por lo que quiso comunicarle al destinatario de esta carta, BolĆ­var refleja cuales son las crisis por las que sufre los paĆ­ses colonizados por EspaƱa y cuales son sus deseos de la formación de una nueva AmĆ©rica libre del yugo realista. En otras palabras, es la Carta de Jamaica, un documento escrito que predice el contexto de HispanoamĆ©rica. La carta fue escrita con el fin de hacerle entender a los ingleses su preocupación por la libertad e independencia en los paĆ­ses Latinoamericanos. Por ese motivo, BolĆ­var le pide ayuda a Estados Unidos a luchar por la causa y principalmente a Gran BretaƱa, para que cooperen de forma económica y militar a los paĆ­ses oprimidos por la corona espaƱola. En esta carta se ve reflejado el pensamiento del Libertador y sus pensamientos polĆ­ticos y sociales; es por eso, que el documento escrito en Jamaica es uno de los mejores escritos por BolĆ­var y de mayor importancia, por eso se le considera como una escritura de predicción.

     “FirmĆ”ndolo con el seudónimo El Americano, Simón BolĆ­var redacta en jamaica un artĆ­culo periodĆ­stico en el cual analiza la situación Ć©tnica y social de HispanoamĆ©rica. Este ensayo, que no consta fuese publicado entonces, iba dirigido al editor de la Gaceta Real de Jamaica, Alejandro Aikman, hijo. Fue redactado despuĆ©s del 28 de septiembre de 1815 y antes de diciembre de ese aƱo” (Para nosotros la patria es AmĆ©rica, PĆ”g. 53).

    En ese artĆ­culo escrito por el Libertador, expresa al editor de la “Gaceta  Real de Jamaica” lo que sucedĆ­a en AmĆ©rica en el contexto social, en las diferencias de castas o razas que se encontraban en este hemisferio o la realidad que acontecĆ­a socialmente por ese problema racial, BolĆ­var expresa las diferencias entre etnias y grupos sociales, que unos tenĆ­an mĆ”s privilegios y gozaban de libertad y servicios mĆ”s que otros.

     “El indio es de un carĆ”cter tan apacible que sólo desea el reposo y la soledad; no aspira ni aĆŗn a acaudillar su tribu, mucho menos a dominar las extraƱas. Felizmente esta especie de hombres es la que menos reclama la preponderancia; aunque su nĆŗmero excede a la suma de los otros habitantes. Esta parte de la población americana es una especie de barrera para contener a los otros partidos; ella no pretende la autoridad, porque ni la ambiciona ni se cree con aptitud para ejercerla, contentĆ”ndose con su paz, su tierra y su familia”. (El Americano, 1815).

     BolĆ­var con el seudónimo de “El Americano” reflexiona acerca del comportamiento y la forma de ser de los aborĆ­genes, hace Ć©nfasis de sus diferencias con las demĆ”s razas que se encontraban en AmĆ©rica y menciona tambiĆ©n sus virtudes como raza distinta al resto, sobre todo a la europea.

“…Entre escritos, reflexiones y melancolĆ­a, la noche del 9 de diciembre de 1815, la isla se ve conmocionada por un horrible asesinato ocurrido en la pensión ubicada entre las esquinas de las calles de Prine y White, que segĆŗn los testigos, fue cometido por un esclavo de BolĆ­var de nombre PĆ­o, y que tenĆ­a como objetivo eliminar a su amo…Ciertamente...! el frustrado magnicidio tenĆ­a como finalidad acabar con la vida del Libertador, quien debĆ­a estar acostado en su hamaca como siempre acostumbraba, pero sin embargo, la providencia intervino para que, en ese instante preciso, BolĆ­var no se encontrara en la posada, y en su lugar se acostó el infortunado FĆ©lix Amestoy, soldado fiel a la causa libertadora, quien horas antes habĆ­a arribado la isla, y las circunstancias del cansancio lo llevaron acostarse en la hamaca del Libertador”. (Jorge Mier Hoffman).
  
  Luego de escribir estos documentos en la isla CaribeƱa, BolĆ­var se ve obligado a dirigirse rumbo a HaitĆ­, por acontecimientos que estremecieron a Nueva Granada y Venezuela, el Libertador se dirigió a esta otra isla para pedir ayuda igualmente como hizo en Jamaica para sus planes estratĆ©gicos de combatir a los realistas por la causa independentista.


     Definitivamente este viaje a la isla de Jamaica le sirvió mucho al Libertador, a pesar de llegar a Kingston sin dinero y vendiendo lo Ćŗnico de valor llevó de Nueva Granada BolĆ­var escribió una carta dirigida al Sr. Henry Cullen, donde le explica la realidad de HispanoamĆ©rica en el contexto social, polĆ­tico, económico y militar. El Libertador hizo Ć©nfasis de sus deseos y lo que querĆ­a alcanzar con la liberación de HispanoamĆ©rica del yugo espaƱol. La carta es considerada por muchos de predictiva a los aconteceres de los paĆ­ses colonizados por EspaƱa; es uno de sus escritos mĆ”s importantes y donde se ve reflejado el pensamiento ilustrado y polĆ­tico que poseĆ­a Simón BolĆ­var.  El Libertador publica tambiĆ©n un artĆ­culo en la prensa de Jamaica explicando el contexto social y racial por el que estaba pasando los pueblos americanos; Por muchas razones se puede decir que el viaje que hizo BolĆ­var a Jamaica es un suceso histórico muy importante en su vida y del pueblo Hispanoamericano, ya que ayudó mucho la causa independentista y le explicó a los britĆ”nicos su versión del proceso liberador que Ć©l comandaba.
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